(20/06/2011) El Gobierno ruso apoya activamente la estrategia de modernización de los ferrocarriles rusos, que se ha marcado 2030 como fecha tope. Lo hará a través de financiación pública –en los últimos tres años lleva invertidos más de 8.000 millon es de euros- pero también buscando la inversión privada extranjera. Renovar líneas como la del transiberiano, aumentar sus servicios de alta velocidad y abrir la red a los corredores internacionales, especialmente en el sector de mercancías, se perfilan como los grandes retos de los próximos años.

Los planes de modernización y la disposición gubernamental son las dos principales conclusiones del VI Foro de Negocio Internacional Strategic Panership 1520, organizado por la compañía ferroviaria rusa Russian Railways en la ciudad de Sochi. El encuentro, que contó con la participación del primer ministro ruso Vladimir Putin, reunió a representantes de operadoras de los países bálticos y de la antigua URRS, además de a bancos inversores y empresas de ingeniería como Alstom, Bombardier, Siemens o la española Talgo.

El encuentro ha dejado claro, según sus organizadores, que el ferrocarril ruso tiene potencial suficiente como para convertirse en un elemento clave de la economía rusa, además de un vector modernización nacional y un acicate para mejorar el clima inversor y la apuesta por la innovación.

Este prometedor panorama tiene las puertas abiertas al sector privado, como explicó el presidente de la ferroviaria rusa, Vladimir Yakunin. En su opinión, las autoridades gubernamentales han creado las condiciones necesarias para atraer dinero extranjero gracias a la creación de ochenta empresas filiales o la oferta de acciones a ciertos inversores. Estas y otras medidas han convertido a Russian Railways en un receptor de “primera clase” de inversiones foráneas y ha permitido que se sellen acuerdos con grandes corporaciones internacionales.

Objetivos para 2030

A tenor de lo discutido durante el encuentro, la anunciada modernización de la red rusa tiene ya una hoja de ruta. En primer lugar, las autoridades consideran necesario una puesta apunto general de la red y, especialmente, el desarrollo de trabajos en el ferrocarril transiberiano y en el trazado que une el lago Baikal con el río Amur, a través de la Siberia oriental. También quedan para esta primera fase las conexiones con los puertos ubicados en el lejano oriente, y en el noroeste y el sur de Rusia.

La continuación del trabajo en el ámbito de la alta velocidad se fija como segundo objetivo. La idea es ampliar el número de rutas, para unirlas a las ya existentes entre Moscú y San Petesburgo; Moscú y Nizhni Nóvgorod, la quinta ciudad del país; y la que une San Petesburgo con Helsinki, en Finlandia.

Por último, las autoridades rusas consideran necesario emprender una modernización técnica global de los ferrocarriles, apostando fuertemente por la innovación.

Este proceso se compagina con otros movimientos que ya están en marcha en el ámbito internacional, y es que Russian Railways trabaja en la formación e integración de infraestructuras para mejorar los corredores internacionales este-oeste y norte-sur. El objetivo final es crear un gran operador logístico que controle el tráfico de mercancías.