En 1981, un trayecto entre París y Lyon revolucionó el concepto que los europeos tenían del ferrocarril. Fue el primer viaje de las ya famosas siglas TGV, el Train à Grande Vitesse, con la que la compañía estatal SNCF inauguraba la historia de la alta velocidad en el continente. Han pasado treinta años de ese recorrido y el TGV, que en estos años ha llegado a Londres o Barcelona, quiere celebrarlo con colaboradores y pasajeros en una exposición itinerante que, entre el 16 de abril y el 14 de julio, promete convertir cada estación en una fiesta popular.
(12/04/2011) No cabe duda que el TGV forma parte del ADN ferroviario galo. El presidente del SNCF, Guillaume Pepy, explica en una carta abierta que el tren “está tan presente en nuestras vidas que ya no nos despierta sorpresa”. Sin embargo, añade, el TGV “ha ampliado nuestras fronteras geográficas y tecnológicas. Desde hace treinta años, aporta un nuevo sentido a la idea de viaje”.
SNCF ha preparado un tren del aniversario que recorrerá dieciocho de las principales estaciones de la red, desde Bruselas a Burdeos. Diseñado con los colores corporativos del aniversario, el convoy llevará a cada ciudad una exposición que recorre la historia de la alta velocidad francesa desde diferentes puntos de vista. Los visitantes podrán comprobar cómo ha cambiado el tren en estos tres decenios y, a su vez, reflexionar sobre los cambios individuales y colectivos que la sociedad francesa ha experimentado con su llegada: desde la propia visión del espacio y del tiempo a la reducción de las distancias en el país.
La muestra también viaja al “otro lado del espejo” para atestiguar el trabajo que hay detrás de cada tren: desde los ingenieros que lo piensan a su personal de viaje, pasando por montadores, limpiadores… Por último, la exposición se detiene en “las otras miradas del TGV” para analizar su conversión en icono mediático.
SNCF pretende que el aniversario sea interactivo. Por eso, además de crear una web, ha organizado un concurso para que los viajeros cuenten cuál ha sido su mejor experiencia a bordo de un TGV. El ganador podrá viajar en uno, reservado para la ocasión durante treinta horas, acompañado de treinta personas de su elección.
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Historia del TGV
El mismo año en que se inauguró, el TGV logró su primer récord de velocidad: 380 km./h. Desde entonces, ha logrado dos marcas mundiales más. La primera, en 1990, lo situó a 515,3 km./h.; y la segunda, en 2007, sobrepasó los 547. Sin embargo, más allá de récords, la historia del TGV es la historia de su expansión por todo el territorio nacional.
En 1989, el TGV no sólo conectaba París con Lyon, el primer trazado, sino también con ciudades como Rennes o Burdeos. Era la primera expansión, que llevó el tren de Alta Velocidad al oeste y sudoeste del país. En 1993, el TGV comenzaba a apuntar al norte y tenía sus miras puestas en la futura conexión con las Islas Británicas a través del Canal de La Mancha. Mientras, SNCF trabajaba para unir provincia a provincia y evitar que los viajes de alta velocidad tuvieran que pasar por París por defecto.
En 1994, Lille y Lyon se conectaron en un trayecto de tres horas. En 2001, el tren se lanzó a la conquista del Mediterráneo y llegó hasta Marsella. Seis años después, entraba en Estrasburgo y, en 2010, en Barcelona gracias a la cooperación franco-española ¿Lo siguiente? El canal del Ródano al Rhin para unir Lyon y Frankfurt.