Según informa la revista británica, “The Economist”, a los empresarios chinos no se les necesita convencer de las bondades de la alta velocidad ferroviaria, como lo demuestra la alta ocupación de este tipo de trenes. Sin embargo, la alta velocidad tiene también sus detractores.
Un tren, en la línea de Wuhan, atravesando el río Yangzé. |
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(11/02/2011) Desde que se inauguró el enlace de alta velocidad entre Wuhan y Guangzhou, en noviembre de 2009, por ejemplo, más de veinte millones de viajeros han elegido estos trenes, mientras que el número de vuelos entre Wuhan y Changsha ha caído de once a tres. Sin embargo, esto no quiere decir que los planes para aumentar al doble las líneas de alta velocidad en 2010, que ya tiene más líneas de este tipo que cualquier otro país del mundo, sea lo mejor para el país.
La alta velocidad es una de las cuestiones que los gobernantes chinos han esquivado gracias a las peculiaridades del sistema político del país. Pero, el debate ha saltado ahora a la esfera pública.
Caro para el ciudadano medio
Los detractores se quejan de que la alta velocidad es demasiado cara para el ciudadano medio. Los trabajadores emigrados, 230 millones de los cuales se calcula viajarán a sus hogares durante el Festival de Primavera, no se desviven por pagar más y viajar más rápido, argumentan los críticos.
En este sentido, hay que tener en cuenta, según “The Economist”, que la mayor parte de los tráficos de viajeros de larga distancia, especialmente durante los períodos vacacionales, están formados por estos trabajadores emigrados, para quienes el precio de los billetes es muy importante.
Pérdidas
Todo ello plantea dudas sobre las inmensas cantidades de dinero que se están invirtiendo en alta velocidad en los últimos diez años. Muchas líneas nuevas están incurriendo en cuantiosas pérdidas y muchas otras están funcionando a la mitad de su capacidad.
La Academia China de Ciencias, un organismo oficial muy influyente, parece encontrarse entre los escépticos. Preocupada por los insostenibles niveles de deuda, en noviembre de 2010, informó de que había recomendado al gobierno que reconsidere sus planes.
Al parecer, los líderes chinos han encargado una revisión, y, por lo pronto, se ha “aparcado” la construcción de la línea de levitación magnética entre Shanghai y Hangzhou.
Liberar espacio para transporte de carbón
Según la revista británica, ciertos economistas han incluso utilizado argumentos más sombríos. Así, algunos de ellos atacan uno de los principales pilares de defensa económica de la alta velocidad ferroviaria en China, y han afirmado que estas líneas liberarían vías que se necesitan desesperadamente para el transporte de carbón. La mayor parte del combustible se transporta en China por carretera: así lo atestigua, por ejemplo, un atasco de casi cien kilómetros en las afueras de Pekín, que tardó el pasado mes de agosto diez días en disolverse.
Pero, si los trenes de alta velocidad están fueran del alcance de las masas, habrá poco o ningún alivio para las redes de ferrocarril o carretera. Los críticos afirman que la proliferación de trenes caros ha empujado a los viajeros pobres a las carreteras, taponándolas con más de 70.000 autobuses el pasado Festival de la Primavera, aunque se han dispuesto cientos de trenes más.
Los economistas críticos afirman que mejorando la lánguida red logística para mercancías, se haría un uso mucho mejor del dinero público.