(16/09/2010) El objetivo del ministerio a largo plazo es que Jordania se convierta en un punto de tránsito de un corredor ferroviario entre Europa, Oriente Medio y el Golfo Pérsico. Con un coste previsto de 2.600 millones de euros, la nueva red conectaría líneas existentes en Irak y Siria y el ferrocarril Norte-Sur de Arabia Saudí, ofreciendo conexiones con las líneas que enlazan con los países del Golfo.

El proyecto se financiaría mediante el modelo construcción-traspaso-explotación, y sería financiado por una compañía estatal, que podría conseguir un préstamo más barato que el sector privado. El socio privado construiría la red y luego se la entregaría al gobierno, pero continuaría gestionando el ferrocarril y pagando tasas por el uso de la infraestructura.

Petróleo y minerales

Los tráficos consistirán fundamentalmente en petróleo y minerales desde Arabia Saudí y cemento desde Jordania a Irak. Según la empresa consultora, los ingresos anuales aumentarían de 396 millones de euros en 2030 a más de 1.520 en 2050. Batayneh afirma que los servicios de viajeros no son “viables en este momento”, pero podría haber opciones en el futuro, como un tren de viajeros entre Riad, la capital de Arabia Saudí, y Amman, la capital de Jordania.

Prioridades

Según el ministro, la primera línea reemplazaría al casi moribundo ferrocarril Hedjaz Jordania, con un ancho de vía de 1.050 milímetros, entre la frontera siria y Zarqa, y que conecta con la frontera saudí. En la segunda etapa, se añadirían líneas a Aqaba, en el Mar Rojo, sustituyendo a la actual línea de ancho métrico, muy utilizada para el transporte de fosfatos, y a línea entre Mafraq e Irbid.

La tercera línea discurriría desde el este a la frontera con Irak, pero aún no se ha fijado calendario para este proyecto. Batayneh afirma que la actual prioridad del gobierno iraquí es restablecer el ferrocarril existente y establecer una conexión con Irán.