(11/02/2010) El país que vio nacer el ferrocarril está reformando su red de arriba abajo para salir de la precaria situación en que se encuentra. Tras su privatización entre 1993 y 1996, la red al completo, crucial para la movilidad en la isla, se ha visto sacudida por sucesivas crisis. La última, esta Navidad, cuando las grandes nevadas de enero dejaron en evidencia, una vez más, al ferrocarril británico. Gobierno y oposición coinciden en la necesidad de reinventar el tren y en que el nuevo impulso requiere el apoyo de experiencia y recursos internacionales.

A medio plazo surgirán oportunidades en la West Coast, cuyo contrato de explotación termina en 2012. Por último, la guinda a este pastel de ocasiones lo pondrá la construcción y explotación de la segunda línea de alta velocidad de Gran Bretaña, conocida como High Speed 2 (HS2) que unirá con trenes veloces Londres y Edimburgo. La construcción del primer tramo que unirá Londres con Yorkshire tendría que empezar en 2015.

Renfe ya ha confirmado que, en su reciente proceso de expansión internacional, Gran Bretaña es uno de sus destinos predilectos. “Es un mercado de una dimensión adorable” afirmó hace pocos días el director de Renfe, Teófilo Serrano, en una entrevista a la revista En Punto. Ya ha asegurado, además, que quieren participar en las próximas licitaciones de la East Coast. 

Pero no sólo la Operadora podrá aprovechar las ofertas de este gran escaparate ferroviario. Empresas privadas como Ferrovial, CAF, Talgo, GMV etc. tendrán también su oportunidad en este mercado. Las compañías ibéricas gozarán de una especial ventaja a la hora de participar en concursos referentes a la nueva línea de alta velocidad HS2 por su amplia experiencia en el AVE español.

Crisis en el ferrocarril británico

A raíz de una cadena de fallos y errores en distintos trenes a finales de los años 90, que evidenciaban el mal estado del sistema ferroviario, en 2006 el ferrocarril británico se embarcó en un proceso que se conoce como “la nueva estatalización”. El plan de reforma tenía su horizonte en 2008, la Oficina de Regulación Ferroviaria estableció una “vigilancia estrecha sobre las fuerzas del mercado”. Desde aquel año los británicos aportan cada ejercicio 2.100 millones de euros al ferrocarril.

Peo el proceso de “nueva estatalización” no ha sido suficiente para reparar los defectos que ha traído la privatización. El temporal de enero ha vuelto ha sumir en el caos a infraestructuras el servicio Eurostar y en otras líneas convencionales.
En este proceso de reinvención del ferrocarril en el Reino Unido, la empresa responsable de la infraestructura, Network Rail, ha adjudicado a la consultora Steer Davis Gleave el desarrollo de un plan denominado Programa de Nuevas Líneas, NLP por sus siglas en inglés. El objetivo es estudiar la capacidad real que pueden alcanzar las principales infraestructuras ferroviarias actuales, una vez que hayan sido reformadas y analizar la construcción de nuevas conexiones por tren.

Nuevos contratos, nuevas oportunidades para España

East Coast

Este corredor, que enlaza Londres con Edimburgo, formaba parte de los activos del operador privado National Express hasta que en enero la empresa decidió abandonar su explotación antes de tiempo y dejarla en manos del Gobierno Británico por su mala situación económica. National Express tenía derecho a operar la línea entre diciembre de 2007 y marzo de 2015 pero la caída del tráfico ha impedido que National Express rentabilice los 1.400 millones de libras que acordó pagar al Gobierno durante el periodo de explotación de la línea. Este convoy transporta al año a diecisiete millones de pasajeros y emplea a 3,100 trabajadores según los datos del Ministerio de Transportes.

East Anglia

El abandono de la East Coast por parte de National Railway ha desencadenado el debate de si East Anglia y las franquicias C2C, también operadas por National Express, deberían ser devueltas al estado. Los asesores legales del Ministerio de Transportes estudian actualmente si estas líneas deberían volver también a manos públicas y ser readjudicadas.

West Coast

La siguiente ocasión para las empresas españolas llegará cuando finalice el contrato de la línea West Coast, que une Londres con Liverpool, Manchester y Glasgow. Virgin Rail, que es una sociedad conjunta de Virgin y Stagecoach, tiene derecho a operarla hasta mediados de 2012.

Eurostar

La primera cita con la alta velocidad en la gran isla será el nuevo proceso de concesión de la explotación de Eurostar (HS1) en los próximos meses. Su concesión inicial, que arrancó en 1998, termina a final de año y se está planteado el concurso de renovación. El gigante alemán de la explotación ferroviaria Deutsche Bahn (DB) y SNCF ya han ha mostrado su interés por entrar en la operación de los servicios de alta velocidad en el paso ferroviario bajo el canal de la Mancha y sin duda podría ser también una gran oportunidad para Renfe.

High Speed 2 

La última gran oportunidad para las empresas españolas llegará con la construcción de la línea de alta velocidad ente Londres y Edimburgo. El primer tramo se tendría que comenzar a construir en 2015 pero los rigores de la crisis y las próximas elecciones en mayo de este año están poniendo en duda la viabilidad del proyecto y el camino que habrá de seguir el trazado. En diciembre se entregó al Ministerio de Transportes un un informe detallado de las rutas posibles pero los detalles no serán conocidos hasta primavera.