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Enviar por emailUn informe de Greenpeace muestra hasta qué punto la injusta regulación de los viajes de larga distancia está socavando el ferrocarril europeo, contribuyendo enormemente a la contaminación del planeta, en beneficio de las aerolíneas. Según el informe, los billetes de tren son el doble de caros que los de avión, por lo que la organización ha pedido a las instituciones de la Unión Europea y a los gobiernos nacionales que los hagan más asequibles.
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(21/07/2023)
Según Greenpeace, los billetes de tren son, como media, el doble de caros que los de los aviones en Europa y hasta cuatro veces en el Reino Unido y España. De media, en todas las rutas analizadas en España, el tren cuesta casi cuatro veces más que el avión. Viajar de Londres a Barcelona puede ser hasta treinta veces más caro en tren que en avión. Sin embargo, el impacto climático global de volar puede llegar a ser más de ochenta veces mayorv que el de vaiajr en tren.
Estudio en 112 rutas europeas
El estudio ha comparado los billetes de avión y tren de 112 rutas europeas diferentes en nueve periodos de tiempo distintos. De media, los vuelos son más baratos que los trenes en el 71 por ciento de las rutas analizadas. Sólo veintitrés rutas europeas de las estudiadas son más baratas en tren que en avión, y únicamente seis de ellas las operan aerolíneas de bajo coste.
Las aerolíneas de bajo coste operan el 79 por ciento de las rutas analizadas y, en la mayoría de los casos, son más baratas que el ferrocarril debido a sus estrategias de precios injustas y agresivas. A veces, incluso los vuelos que incluyen conexiones o transbordos son más baratos que los vuelos directos para las mismas rutas, provocando hasta diez veces más emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, Greenpeace pide a los gobiernos nacionales que introduzcan ‘billetes climáticos’ o abonos únicos de transporte, como la propuesta de Greenpeace España del abono T-lleva, que fomentarían el uso del tren y del transporte público en general. Estos son billetes asequibles y sencillos de larga duración, válidos en todos los medios de transporte público de un país o una región determinada, incluidos todos los trenes y el transporte transfronterizo.
Los billetes climáticos pueden financiarse mediante impuestos sobre los beneficios extraordinarios de las empresas, la eliminación progresiva de subvenciones perjudiciales para el medio ambiente o un sistema fiscal justo basado en las emisiones de dióxido de carbono, entre otras posibilidades.