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Enviar por emailPlanear, evocar o recrear un viaje y, por supuesto viajar, son actividades con encanto. Al llevarlas a cabo no es lo mismo que se refieran a un tren identificado por un simple número o una denominación comercial que por un nombre propio; mucho mejor por el nombre del servicio seguido por un nombre propio que identifique con precisión a ese tren que nos interesa. Es como dar un toque de distinción al mero hecho de desplazarse haciendo que sea más viajar que desplazarse.
(05/09/2006) 
Seguramente no se presentarán muchas ocasiones tan buenas de glosar este capítulo de la historia ferroviaria, como con un aniversario tan redondo como el que cumple Vía Libre al alcanzar 500 números: toda una dilatada y venturosa historia viajera con nombre propio
Ceñidos, por razones de oportunidad y espacio a trenes españoles o que al menos circulen por nuestro país, tampoco faltan ejemplares de trenes con denominaciones con carácter y capacidad de evocación, incluso con algo de ese sabor aventurero y romántico de alguno de los legendarios trenes y recorridos de antaño. Afortunadamente, aunque la tendencia hacia la desaparición de los nombre va avanzando, no sólo perviven bastantes, sino que lo hacen aún algunos que, además de seguir encargándose de trayectos míticos, conservan un nombre propio prestigioso. De entre todos y si hubiera que quedarse con sólo uno, una buena elección sería el Surexpreso. Este es un tren que une las dos naciones ibéricas hermanas y las une con Francia. Este tren del sur de Europa hacía realidad el sueño de la integración europea también hacia el sur y, además con la categoría ferroviaria insuperable de un Expreso o, mejor aún, de un Express, nombre con el que tradicionalmente se ha reconocido a los trenes rápidos, preferentes y prestigiosos.
Volviendo a un terreno más mundano, además del querido Surex, no carecemos de trenes con nombre entrañables y no sólo por ser espacialmente rápidos o lujosos. En nuestra historia ferroviaria los hemos tenido en trayectos y servicios regionales, en trenes de muy larga distancia con más o menos comodidades; automotores y remolcados, nacionales o internacionales entre otros criterios.
Criterios
Desde un punto de vista histórico los primeros nombres se remontan al siglo XIX, tan limitados que el criterio queda claramente delimitado en el hecho de que tienen nombre sólo los trenes realmente exclusivos: el Surexpreso, por ejemplo. Esta costumbre compartida en toda Europa sigue vigente hasta los años 40-50 y es bien visible en el hecho de que los mejores trenes al no serlo en medida suficiente como para merecer un nombre son conocidos, dado su prestigio, por su número, caso de los trenes 1 y 2 de Norte o de los 801 y 802 de MZA.
Pero en aquellos decenios el abanico se amplía a nuevos trenes que aún conservan señales de distinción en sus prestaciones: Cataluña Express, Marruecos expreso, Castellano Expreso, Lusitania y, sobre todo, a partir de los 60 cuando ya comienza una importatnte extensión y popularización de los trenes con nombre: Iberia, Hispania, Barcelona Expreso, en servicios ya existentes y en nuevos creados en aquellos años: Lisboa Expreso TER (1967), Catalán Talgo y Puerta del Sol (1969) y Melilla Expreso TER y, sobre todo, los expresos nocturnos con nombres de las costas de destino como Costa Brava y Costa del Sol (los primeros en 1964). Esta tendencia crece en los setenta, aplicada a la mayor parte de los trenes nocturnos tanto existentes como nuevos, expresos como el Costa Vasca, Costa de la Luz, Sevilla Expreso, Rías Altas, Rías Bajas o Sol de Levante; el primer Talgo nocturno Barcelona-París, Barcelona Talgo y también a unos pocos trenes diurnos de larga distancia como el Talgo Mare Nostrum, el rápido Valencia Expreso y el TAF –luego TER- Ruta de la Plata. A comienzos de los ochenta la práctica totalidad de los expreso contaban con nombre, situación que aún perdura y se había comenzado a bautizar a los primeros trenes diurnos, aunque predominaban con amplitud los servicios conocidos por su denominación genérica: Talgo, TER, TAF, Electrotrén, Rápido etc.
A mediados de los ochenta y hasta comienzos del decenio de 1990 asistimos a un gran despliegue en la imposición de nombres a los trenes. Se reordenan las denominaciones de los nocturnos, al ser servicios clasificados como Estrella o Expreso y se asignan nombres a numerosos trenes rápidos diurnos de todas clases: Talgo –Hispania, Río Pisuerga, Extremadura, Conquistadores, Luis de Camoens; rápidos ordinarios –Naranco, Torre del Oro, Aragón, Pullman Cerdanya, Sierra de Gredos, Río Tormes, Río Nervión y de forma excepcional el efímero Guadalquivir Electrotrén. Pero donde hubo una verdadera eclosión de nombres fue en los citados rápidos y en los automotores y electrotrenes de carácter regional en servicios considerados de jornada (ida matinal a Madrid u otras capitales regionales y regreso vespertino) todos con nombre, mayoritariamente de ríos –Virgen del Puerto, Sierra del Madero y ríos como el Tajo, Ebro, Arlanzón, Jalón, Huécar, Bernesga, Duero… En aquella época hubimos de utilizar los atlas con frecuencia para aprender donde se encontraban muchos ríos y sierras de las que apenas habíamos oído nombrar. Fue una lección gratuita de geografía.
Por fin, la última etapa en la asignación de nuevos nombres sería la de los años noventa. En la pasada década eran siempre bautizados los servicios nocturnos tanto con material rodante Talgo como convencional –lo que sigue ahora- y también los servicios diurnos transversales: Pullman Extremadura –más adelante sólo Extremadura- García Lorca, Albaicín, Triana, Finisterre, Lagos de Covadonga- pero no así en los radiales ni, sobre todo en los servicios Intercity (apenas los Talgo Mediterráneo y el Diurno –más tarde Talgo Región de Murcia). Por su parte los servicios regionales ya claramente diferenciados de los de larga distancia a los que, en el primer lustro de los 90 les son asignados nombres con mucha frecuencia -Sierra Gorbea, Río Guadalquivir, Plaza Zocodover, Cap de Creus, Río Adaja, Río Riansares, Río Sil, Ría de Ares, Costa de Galicia, San Marcos, Transaragonés entre otros. Pero, sorprendentemente, tras este periodo sus nombres desaparecen por completo.
Actualmente y desde los últimos tres o cuatro años han ido suprimiéndose los nombres de los servicios diurnos, hasta quedar sólo los dos Talgo internacionales de Barcelona y Cartagena a Montpellier, Mare Nostrum y Catalán –dos clásicos- cuyos nombres perviven junto a los trenes nocturnos.
Curiosidades
Respecto a los nombres elegidos, como se verá hay 121 registrados y entre ellos son la gran mayoría los relacionados con la geografía física: ríos, mares, océanos, bahías, montes, cordilleras y montañas que son casi la mitad del total y también con la geografía política: ciudades, regiones, comarcas…
Por fin, con un peso menor los nombres referidos a personajes, monumentos, arquitectura, urbanismo… A este particular, hacer notar que la segunda mitad de los noventa fueron años en que los trenes fueron vehículo de recuerdo de grandes nombres de nuestra cultura: Rosalía de Castro, Pío Baroja y Miguel de Unamuno. Es una lástima que aquel excelente criterio no haya tenido continuidad.
Es curioso también, constatar algunas curiosidades como los cambios obligados de algunos nombres de acuerdo con la evolución de nuestro país. Caso singular es el del actual Estrella Cantábrico, antes Cantabria Madrid-Santander que antes de tomar forma el estado de las autonomías fue llamado Puerto de Castilla, dado que la provincia cántabra pertenecía a Castilla la Vieja.
En esa misma línea, aunque es obviamente algo deliberado, el electrotrén o Regional Exprés Costa de la Mancha, excelente servicio para que los manchegos puedan viajar a las estupendas playas alicantinas. Es también curioso algún despiste como el de seguir llamando Sierra de Gredos al rápido Barcelona-Cáceres. Parece que en este caso el nombre se decidió cuando este rápido Barcelona- Madrid fue prolongado con dos ramas, una a Extremadura y otra a Salamanca. De esta última rama vendría el nombre pero la rama fue suprimida poco después, a finales de los ochenta. Similar error sería el de seguir llamando Triana al Talgo Barcelona-Sevilla, una vez fue prolongado hasta Cádiz, algo debido sin duda al hecho de tratarse de un servicio ampliamente reconocido.
Para concluir, señalar que el último tren con nombre creado en España ha sido el tren de temporada Madrid y Bourg-St. Maurice, Tren de los Alpes, del grupo Elipsos.
Los trenes y sus nombres (PDF, 19 kb)
Turísticos
Antes de concluir es preciso siquiera sea nombrar a los trenes turísticos. Aunque su análisis más detenido pertenece a otro tipo de trabajo.
En nuestro país, sobre todo en los años ochenta y desde entonces hasta los primeros años noventa, se produjo un auténtico boom de trenes turísticos que, por su propia naturaleza debían contar con un nombre atractivo que los identificara fácilmente. A continuación se citan sumariamente:
Ciudad monumental de Cáceres, Palencia, Camino de Santiago y Románico del Norte, Camino de Soria, Románico de Zamora, Tierras del Cid, Al Andalus Expreso, Delta del Ebro, Amposta, Ciutat de Girona, Tren de la Fresa, Monasterio de Piedra, Ciudad Encantada de Cuenca, Ciudad de Toledo, Doncel de Sigüenza, Murallas de Ávila, Sureste Express, Tren del Cava, Valladolid Cuna del Descubrimiento, Camino de Santiago Palentino, Monasterio de Piedra, Vic-Ripoll, Papa Luna, Vapor de la Costa, Plaza Mayor de Salamanca, La Mancha, Ara Lleida a vapo, Las edades del hombre, Tren blanco de Navacerrada y Cuna del Renacimiento.
Clasificación de los nombres asignados a los trenes españoles
Ríos, riberas y lagos (24)
Costas, mares, océanos, rías, playas y bahías (21)
Montes, sierras, cordilleras y otros accidentes geográficos (11)
Países, regiones, ciudades y comarcas. Gentilicios (26)
Nombres clásicos (8)
Personajes (13)
Monumentos y conjuntos y zonas urbanas (12)
Denominaciones diversas (6)