Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com In memoriam Salvador Barrios Rubio

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El pasado 3 de diciembre falleció en Valladolid Salvador Barrios Rubio, un referente del Taller Central de Reparación de Valladolid y para los aficionados al Ferrocarril, y un gran colaborador de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles en la recuperación y restauración de material ferroviario antiguo.


(13/01/2021)  

Salvador Barrios Rubio nació en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid, un 20 de septiembre de 1930. Su niñez la pasará en distintas residencias, pues su padre era ferroviario de la línea de Secundarios de Castilla, entre ellas las estaciones de Villanubla y La Mudarra, que verán crecer a un pequeño aficionado al ferrocarril desde la más tierna infancia.

Una vez finalizados sus estudios básicos en la Escuela Nacional en 1944, su padre, jefe de estación, solicitó para su hijo a la Dirección de los Secundarios  la realización de prácticas como meritorio. Concedidas por el director de la Compañía ferroviaria, sin derecho a sueldo, le prepararían laboralmente, a la vez que adquiría experiencia ferroviaria al realizar entre otras muchas funciones, facturaciones de mercancías (Pequeña y Gran velocidad y vagón completo). Fueron realizadas en la oficina de su padre a lo largo de un año y medio.

Viendo que la trayectoria ferroviaria podía ser una salida laboral para Salvador, se presentó a un concurso-oposición para ingresar como aprendiz. Superado este acceso de selección, fue destinado en periodo de pruebas a los Talleres Generales de Valladolid, formando parte de la primera promoción en marzo de 1947.

Fernando Fernández Sanz, Salvador Barrios y Ángel Maestro en una jornada de restauración de la locomotora a vapor 242F-2009.
Naves de Talleres Generales de Valladolid. 1987. Foto Fernando Fernández Sanz.

En estas instalaciones realizó los periodos de aprendizaje, especialización y perfeccionamiento. En el trascurso de tres años obtuvo una nota media de notable, pasando de cobrar inicialmente un jornal de siete pesetas diarias que ascenderían a 9,50 en el último periodo formativo.

Paralelamente sacará tiempo para matricularse, eso sí, en turno de tarde-noche, para poder estudiar Perito Industrial. Terminó el primer curso, no siendo así el posterior, ya que por motivos económicos Salvador tuvo que realizar muchísimas horas extras para poder pagar a la patrona, puesto que él ya no vivía con sus padres en Valladolid. Lamentablemente en este caso los comentados motivos tuvieron mayor peso que la formación, por lo que esta tendría que esperar momentáneamente.

Plenitud laboral

En 1950 finaliza la formación profesional y recibe la credencial de Ayudante de Oficio Montador. Coincidiendo con la inauguración de la nave de Montaje número 2 de los talleres, su primer trabajo fue montar un regulador de la caldera de la locomotora a vapor 120-0201 (Bilbao-Portugalete). Dos años después ascendió a la categoría de Oficial de Oficio Montador de 2ª. En este mismo año, concretamente el 1 de abril se incorpora al Servicio Militar del Regimiento de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles.

Entre muchos otros trabajos, realizó pruebas de locomotoras en vía, verificaciones de los mecanismos de las locomotoras, distribuidores planos, cilíndricos de válvulas del tipo Lentz y Dabeg, además de centrado de escapes, siempre con el visto bueno del ingeniero encargado.

Maniobras en el carro trasbordador de los Talleres Generales de Valladolid para situar la locomotora Confederación
en la nave donde se encuentra la báscula. En la parte inferior izquierda se puede ver a Salvador supervisando el comentado movimiento.
Foto Chema Martínez 1987.

Llegado el año 1958 le ofrecen un reemplazo de Oficial 1º Montador, continuando con las pruebas de máquinas y trabajos de montaje de importancia. En 1961 aprueba la plaza para Oficial de Oficio Montador de 1ª, realizando también labores de reemplazo de Jefe de Equipo Montador, llegando a tener a su cargo hasta veintitrés empleados y reemplazando al subcontramaestre.

Ya en 1962 pasa a ser Jefe de Equipo Montador, estando a cargo del equipo de pruebas en vía, pintores y equipos varios. Accidentalmente impartió clase de tecnología en la Escuela de Aprendices. En 1963 realiza un cursillo de cuarenta horas para la autorización de conducción de locomotoras a vapor, las pruebas teóricas y prácticas se realizaron en las instalaciones de Madrid Príncipe Pío. De regreso a Valladolid, se encarga de la reparación y modificación de los bogies de las locomotoras Alco 1600, además de reparaciones y mantenimiento ligero de automotores térmicos Renault 9327, 9330,6329 y 6332 (servicios Valladolid-Coruña-Vigo)

Un año después le es concedida la suplencia como Subcontramaestre, además de ser el responsable de Taller de Ténderes y hacerse cargo de la Escuela de Aprendices, esta vez como Encargado en prácticas. En 1966 es nombrado por el Comité Nacional de Formación Profesional experto del Comité Nacional Técnico del XX concurso Juvenil de Formación Industrial y Artesano. Siendo vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Maquinistas y Fogoneros de Renfe, imparte clases de ajuste y máquina herramienta a los jefes de Explotación en la Granja Escuela José Antonio.

En 1967 recibe una carta laudatoria por los resultados obtenidos de dos aprendices de Valladolid que resultaron campeones a nivel nacional en el concurso de Formación Profesional Industrial. Ese mismo año cesa en la escuela de Aprendices para hacerse cargo del taller de coches y furgones, con las secciones de levante, cerrajería, bogies, hojalatería y pruebas en vía de salidas y maniobras. También recibe la titulación de Maestro Industrial en la rama del Metal Matricero, el título de Bachillerato elemental y un certificado de seguridad en el trabajo de la industria siderometalúrgica.

Entre los trabajos más importantes realizados a finales de los años 60, destacan la construcción de un mono-carril utilizado en la nueva sección de reparación de bogies de material remolcado o la sugerencia, dotada de 2.000 pesetas sobre “Ampliación del diámetro de válvula y tubería de bajada en el aparato de alarma de los coches serie 3000” con la que se obtenía una mayor rapidez y seguridad en el frenado de los vehículos.

Como consecuencia de un comportamiento destacado a nivel profesional recibe un premio al espíritu de servicio, por la colaboración prestada en trabajos de reorganización. Salvador, aun teniendo un buen puesto de trabajo en esos momentos en Renfe, recibía, al igual que los restantes trabajadores, (dependiendo de las categorías), un escueto sueldo que debía compensar realizando trabajos en sus periodos vacacionales en puestos de mejor categoría ajenos a la Renfe.

Algunas de las empresas en que trabajó fueron Fabrica de Herramientas y Aceros de Patricio Echeverría de Legazpia, Michelín, o Fasa Renault. Pudo cambiarse de empresa y haberse promocionado más rápidamente en alguna de estas últimas, pero su espíritu ferroviario le hizo renunciar a nuevas ofertas de trabajo.

Llegado el año 1973 realiza suplencias de Contramaestre, solicitando el curso de capacitación para  esta categoría profesional. En 1977 imparte en Madrid-Atocha clases correspondientes sobrebogies y calefacción de coches. Finalmente con fecha 1 septiembre asciende a Contramaestre,  reconociéndole el título de Maestro Industrial en Reglamentación. Por esas fechas realiza el curso de conducción y reparación de las UT más novedosas del momento, las 440.

Al siguiente año, según comentó en su momento Salvador a Fernando Rodríguez Garrapucho, “El ingeniero D. Modesto Montuenga de la Dirección de Material y Tracción, contó conmigo para poner en marcha el nuevo taller de Los Prados de Málaga, en el que se inició la cadena de producción de coches de la serie 8000”. La jefatura confiaba en la seriedad y profesionalidad de Salvador, asignándole trabajos de gran responsabilidad tras años de esfuerzo y poco dinero.

Años ochenta: Época de cambios

En 1980 asciende a la categoría de Jefe de Taller de 2ª, realizando el examen el 23 de mayo en el dormitorio de Agentes de Valencia-Término, aunque tuvo que esperar hasta el 1º de septiembre para poder consolidar esta categoría profesional. En el trascurso de este año, se desplaza a los talleres de Villaverde Bajo y Fuencarral y la reserva de Villaviciosa de Odón, para formarse sobre la práctica y conservación de las UT 440. Año agitado, puesto que debió realizar un cursillo adicional por paso de nivel salarial.

En 1982 realiza un reemplazo al Jefe de Taller de 1ª, siéndole reconocida esta categoría el 12 de enero de 1983 (Talleres Generales de Valladolid).Supera el curso de formación de Técnicas de Dirección en Madrid, con nota sobresaliente.

Ángel Maestro, José Manuel García del Río, Salvador Barrios y Rafael Portoles posando junto a una locomotora Mikado.
Andenes de Madrid-Atocha AVE. Inauguración del tren de la Fresa. Foto Rafael Portolés.

Ya en los años 80 se le confió la reparación y puesta en funcionamiento de una locomotora “Mikado”. Pero el año 1987 tenía reservada una muy buena sorpresa, la restauración de la locomotora 242F-2009 Confederación. Del 30 de mayo de 1987 al 8 de enero de 1988, fecha de la finalización de los trabajos, tuvo la responsabilidad de sacar adelante la restauración estética y funcional de la reina de la tracción a vapor en España.

Gracias a la profesionalidad de los empleados del Talleres Generales de Valladolid y en especial “a los sabios conocimientos” de Salvador, adquiridos en el trascurso de su larga vida laboral, “esta gran empresa” pudo salir adelante, poniéndose en vía general para el primer viaje de pruebas el 9 de enero de 1988 una locomotora dada de baja en Miranda de Ebro desde la lejana fecha de 1973. Todo un reto que Salvador y su equipo de trabajo pudieron conseguir en un tiempo record (ver en Vía Libre el artículo “Revive la Confederación” de Ángel Maestro y Fernando Fernández Sanz).

Por esas fechas también estuvo a cargo de la restauración de la pequeña locomotora a vapor nº7 , la belga (Saint Leonard), de nombre  “Castilla” del tipo 030T, del desaparecido Tren Burra, que desde 1994 se encuentra emplazada en un pedestal en Medina de Rioseco. Sucedió lo mismo con la locomotora 020T de este ferrocarril que le vio nacer, la n. 6 “Rioseco”(Sharp Stewart) de 1884, y que está emplazada en Valladolid, en el lugar donde se alzaba la estación de San Bartolomé, el 11 de abril de 1987.

El día 1 de enero de 1988 es nombrado Técnico en Producción, teniendo a su cargo la responsabilidad del trabajo de las tres naves de montaje con sus respectivas secciones auxiliares a las que se sumaban las pruebas de material autopropulsado eléctrico y diesel.

Últimos años en Campogrande

Desde finales de los años 80, Renfe envió a Salvador diversas cartas con citaciones en las oficinas generales de Madrid-Príncipe Pío y del propio despacho del experto laboral de la estación de Valladolid.  En estas notificaciones  tenían como objeto la intención de prejubilarle. En esos momentos los hijos estaban estudiando y había que saldar la hipoteca de la vivienda, por lo que Salvador rechazó las distintas ofertas económicas que le fueron ofrecidas por la empresa.

Pasado un tiempo Salvador prosiguió con sus tareas rutinarias en las que se encontraba el estudio de todos los circuitos de entrada, inversor, freno GTO, etc. de la UT 440-501 que por esas fechas entró a reparación en los Talleres Generales de Valladolid, al que hubo que sumar el proyecto de sustitución de los bogies originales de los automotores eléctricos serie 432.

Hubo que esperar a la llegada del año 1992, año en el cual se acoge a la Circular 12/92 para aceptar una prejubilación. Como  reconocimiento a todos los años de trabajo, los compañeros del taller le hicieron un emocionado homenaje siendo obsequiado con una pluma estilográfica, con la que firmaría el final de su larga vida laboral.

Una vez terminada esta última etapa, Salvador siguió con su pasión ferroviaria, formando parte de la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril (Asvafer) donde fue nombrado socio de honor y comenzó a escribir el libro “El Ferrocarril económico de Valladolid a Medina de Rioseco (1884-1935)”, editado por la Diputación Provincial de Valladolid en 1997.

Su labor en defensa del ferrocarril tradicional fue premiada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Venta de Baños (Avenfer), nombrándolo socio de honor. En el trascurso de esta última etapa de su vida, impartió cursos de Tecnología en convocatorias de Jefes de Equipos además de formar a tres maquinistas de Venta de Baños para una posible autorización de conducción y mantenimiento de la locomotora Norte 040-2723 apodada “Verraco”.

Tuvo el honor de ser el último presidente de la Asociación de Maestros Industriales y de Formación de 2º Grado. En la Cámara de Comercio e Industria de Valladolid ejerció como secretario, además de ser voluntario de asesoramiento empresarial e investigador ferroviario. En los últimos años prosiguió con sus charlas ferroviarias, entre ellas la de 2016, en la presentación de un trabajo de investigación sobre la locomotora Confederación, en Madrid-Delicias.

Reflexión

En una de las entrevistas que tuvo con Fernando Rodríguez Garrapucho Salvador expuso la siguiente reflexión sobre Renfe:

“Después de 46 años de vida activa, he llegado a percibir dos “Renfes” diferentes, en la primera de ellas siempre recibí la más alta consideración y reciprocidades todas mis cualidades personales y actitudes profesionales. Respecto a la segunda, a partir de los años 80, percibí una notable disminución de los valores humanos, seguido de un materialismo en el trato al personal”.

En esta misma entrevista, también rendía homenaje y agradecimiento a la jefatura, mandos superiores, monitores de escuela, mandos intermedios y demás compañeros de trabajo por el conjunto de conocimientos que pudo adquirir en el trascurso de su vida activa en el mundo del ferrocarril.

Una pequeña parte de toda esta labor de esfuerzo y trabajo al servicio del ferrocarril español fue reconocida, en un homenaje que organizó la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Valladolid (Asvafer) en la que además de una comida celebrada en un restaurante de Valladolid se le obsequió con algunos libros, lógicamente de tema ferroviario.

En dicho homenaje Salvador estuvo acompañado y arropado por su esposa Elena, por los socios de Asvafer y por sus antiguos compañeros ferroviarios, y se proyectó un vídeo en el cual se podían ver distintos fotogramas en los que estaba inmerso en la restauración  de la Confederación. Gracias a él generaciones presentes y futuras podrán disfrutar de esta locomotora.

Sirva este pequeño homenaje y agradecimiento a un verdadero ferroviario “de los de antes” que dedicó toda su vida al ferrocarril y aportó grandes conocimientos a todos los que aman y viven este medio de trasporte.

Para el recuerdo de Salvador valga uno de sus poemas en el que recuerda al pequeño ferrocarril secundario de Castilla que les unió a él y su padre, y del que estuvo muy orgulloso durante toda su vida: 

Estaciones de Castilla

donde yo me he criado.

¡Cuántos buenos recuerdos

tengo de vosotras guardados!

Mi santa madre, gloria haya,

cuántas veces pequeño, me decía:

“Ten cuidado, hijo mío,

no cruces solo las vías”.

Ahora al pasar por tu lado,

ganas me dan de llorar,

al ver cómo os habéis quedado

en un pequeño solar.

¡Mis queridas estaciones de Castilla!

Estaciones del solar.

 

Autores: Juan Delgado Luna y Fernando Rodríguez Garrapucho