El proyecto “Grenelle de l’Environement” apuesta por derivar desde la carretera a otros medios, preferentemente el ferroviario, el 25 por ciento de los tráficos para el 2012 y reducir con ello las emisiones de carbono en 20 por ciento para el 2020
Tren de cargas de la SNCF |
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(06/02/2009) El transporte de mercancías por ferrocarril en Francia vive una curiosa situación. Parte de un porcentaje del total de cargas situado en un punto medio de los balances europeos, un 14 por ciento, pero ello encubre una realidad de pérdida de tráficos, especialmente en la SNCF, que se compensa de alguna manera con los rendimientos crecientes de las nuevas operadoras privadas.
En este contexto es donde aparece la gran preocupación global por las cuestiones vinculadas al cambio climático. El gobierno francés ha asumido con diligencia el desarrollo de normativas y leyes que intente poner freno al calentamiento global, poniendo el acento en el sector transportes, responsable de buena parte de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Hay algunos aspectos señalados por los legisladores que, actualmente, pueden quedar un tanto fuera de lugar, como la apelación a los desorbitados precios del petróleo, ya que su redacción se fraguó en un escenario muy diferente al actual. En ese mismo sentido la contracción de los tráficos globales por la crisis alteran algunos parámetros de diseño de esta normativa, pero en general, y con visión de futuro, el escenario mantiene unas constantes, y así lo han sentido los legisladores que van dando vía libre al su desarrollo.
El proyecto Grenelle de l’Environement fue presentado a la opinión pública y a los legisladores a finales del año 2007. Este paquete de medidas presenta recetas para todos los sectores de la economía y la sociedad y, en lo que concierne al ferrocarril, se está discutiendo en este momento en el Senado francés un proyecto de ley que articula todas las medidas a tomar.
Este proyecto de ley fue aprobado casi por consenso en la Asamblea Nacional el pasado mes de octubre y ha entrado en el Senado el pasado 27 de enero. El proyecto es especialmente positivo en todo lo que se refiera al transporte por ferrocarril, tanto el de viajeros como el de mercancías (acceso a la página donde se muestra, en francés, todo el proyecto de ley - concretamente al capítulo 10º- que tras su aprobación en e Senado, deberá volver al Parlamento para su aprobación final).
Tren de cargas de la SNCF |
El proyecto coincide con la filosofía de las políticas ahora impulsadas en España de potenciar la red convencional que quede liberada de tráficos por la puesta en marcha de nuevos ejes de alta velocidad. Se persigue que los dos granes ejes norte-sur que vertebran el país permitan la circulación de composiciones de, al menos, mil metros de longitud. Se busca una red mejorada, con ejes prioritarios para los cargadores, fiable, rápida y regular.
El proyecto define tres autopistas ferroviarias de cargas: la alpina, que llegará hasta Lyon, la que una Perpiñán con Luxemburgo, y la atlántica, entre el país vascofrancés, la región parisina y el norte de Francia. Se destinarán cien millones de euros adicionales para la adaptación de infraestructuras, a repartir simétricamente entre actuaciones en vía y actuaciones en terminales. Este sistema será sometido a un seguimiento continuo para evaluar el alcance de las actuaciones. Por otro lado, se generará una línea de créditos a largo plazo para financiar a los diversos operadores en la adquisición de material móvil.
Tren de mercancías de Veolia |
Esta situación, muy diferente a la española, se combina con una amplia nómina de operadores privados que presentan, hasta la fecha, un buen resultado en sus proyectos empresariales. Hoy coinciden en los raíles galos, además de la SNCF, las empresas DB Schenker (Alemanía), Euro Cargo Rail (filial del grupo británico EWSI), BLS Cargo (Suiza), CFF Cargo (filial de los ferrocarriles suizos), CFL Cargo (ferrocarriles de Luxemburgo y Arcelor Mital), VFLI (filial de la SNCF francesa), Veolia Cargo (filial de Veolia Transport), Rail 4 Chem (BASF alemana), y Europorte 2 (filial de Eurotunnel). Es un escenario singular donde ha llegado una buena nómina de operadores clásicos de otros países vecinos.
Tren de VFL |
El traspaso de los vehículos pesados a la red ferroviaria se ha expandido con el desarrollo de la capacidad de carga ancha (B+) en los ejes principales, así como con la introducción de material rodante especializado a partir de la tecnología tradicional (carreteras rodantes alemanas y suizas), o por nuevas tecnologías como el remolque Modalohr. El transporte combinado clásico está representado en Francia por Naviland (ex CNC) y Novatrans.
Por otra parte, los avances tecnológicos van acompañados de obras de infraestructura como la apertura del enlace ferroviario Perpiñán-Luxemburgo, de los principales túneles transalpinos como el túnel ferroviario de Lötschberg o el del Gothardo, que cruzan de norte a sur, y que se verán complementados con las conexiones norte-oeste y sur-este (por ejemplo la carretera rodante Alpina que se está construyendo en la actualidad), así como con los túneles adyacentes de carga ancha entre Lyon y la nueva entrada a Modane (región francesa del Rodano-Alpes). Además, la inauguración del túnel Lyon-Turín representa un enlace clave en la red de transportes por ferrocarril europea, ya que conecta las regiones que se encuentran entre Barcelona y Budapest.
La apertura de las plataformas portuarias a la red ferroviaria general mediante la modernización de los haces de vías y de las vías muertas, y su funcionamiento a cargo de los operadores que están también autorizados a poner en marcha vías sencillas (Rail 4 Chem, Veolia, VFLI, etc.), pretenden atraer flujos de tráfico de mercancías, especialmente a aquellos enlaces especializados que conectan los puertos con sus zonas colindantes. Un ejemplo de ello, sería la modernización de la línea que conecta con el puerto de El Havre, que sortea Rouen y el corredor de carga ligera del Sena, y evita el cuello de botella de la estación de clasificación de París.