(12/09/2016)  

El tren de Sóller nació como idea de desarrollo y futuro en una privilegiada zona de la isla de Mallorca que, a principios del siglo pasado, necesitaba romper el aislamiento natural impuesto por la Sierra de Alfábia. Ese espíritu aperturista que buscaba una conexión directa entre la población de Palma y el Puerto, llevó a un hombre de negocios de la ciudad, Jerónimo Estades, a representar a sus paisanos para conseguir incorporar a Sóller a la red ferroviaria que ya estaba operativa en la isla y hacía realidad el transporte de pasajeros y mercancías.

La iniciativa de Estades puede ser entendida hoy, como el espíritu del tren de Sóller, un tren de vía estrecha, con ancho de vía de una yarda inglesa, con el atractivo irresistible de los trenes de antaño, mantenido escrupulosamente y de forma artesanal.

Al antiguo encanto del tren, se suma el interesante recorrido de su ruta a través de la Sierra de Alfabía, con puntos del recorrido a casi quinientos metros de altura, destacando uno de los tramos en los que el tren supera un desnivel de 199 metros en siete kilómetros con una pendiente de veintitrés milímetros.

Desde Sóller hasta Palma, los pasajeros del tren pueden disfrutar de una ruta, que por momentos parece un viaje en el tiempo, en la que se atraviesan más de diez túneles, se cruza un viaducto y varios puentes, a través del paisaje natural característico de la isla de Mallorca.