Ayer se cumplieron treinta años de la puesta en marcha de la L2 de Metro de Barcelona, la primera concebida como accesible, que incorporaba los últimos avances tecnológicos y se convertía en un referente de modernidad.
(26/09/2025)
El primer tramo de la Línea 2 puesto en servicio en 1995 constaba de seis estaciones: Sant Antoni, Universitat, Passeig de Gràcia, Tetuan, Monumental y Sagrada Família. El 30 de diciembre, tres meses después de la inauguración, se abría al público la estación de Paral·lel, completando así esta parte de la nueva línea.
Una línea innovadora
La Línea 2 se inauguró como una de las más modernas del mundo en su momento y la primera adaptada a las personas con movilidad reducida y ciegas, incorporando los últimos avances tecnológicos, tanto en lo que respecta a las instalaciones fijas como a las infraestructuras y los trenes que debían circular por sus vías.
Todas las estaciones de la nueva línea disponían de ascensores y escaleras automáticas desde los andenes hasta el exterior, con dispositivos de seguridad y arranque automático en caso de parada no justificada. Los vestíbulos y andenes contaban con un pavimento especial con encaminamientos para servir de guía a las personas con problemas de visión. Las estaciones tenían máquinas expendedoras de billetes con pago en monedas, billetes y tarjetas de crédito, y desde la cabina del jefe de estación se controlaban todos los elementos de las instalaciones.
En cuanto al material móvil, la línea contaba con los trenes de la serie 2000, que disponían de conducción automática (sistema ATP-ATO). Eran los primeros trenes continuos del metro de Barcelona, pero también los primeros que entraron en servicio en España y los segundos en hacerlo en Europa, después de los de París. Aunque se habían encargado expresamente para la L2, los retrasos en su construcción hicieron que estos trenes funcionaran primero en la Línea 3, concretamente desde julio de 1992.
Las unidades disponían de un pasillo que permitía la interconexión interior entre los vagones. La visión completa de todo el tren por dentro representaba una gran novedad y posibilitaba una mejor distribución de los viajeros en el interior, a la vez que ofrecía una mayor sensación de seguridad, especialmente en las horas de menor afluencia de viajeros.
La característica más relevante de esta línea, a efectos operativos, fue el modelo de automatización con el que se configuró, un diseño que permitiría, el 16 de diciembre de 2009, implantar la conducción automática en la línea 11, que se convertiría en la segunda línea del metro barcelonés con estas características, después de la línea 9/10, que tres días antes había comenzado a funcionar en el ramal de Santa Coloma de Gramanet.
Una historia larga y compleja
La historia de la línea 2 se remonta a los años 50, con un proyecto que debía unir los barrios de Horta y Sant Andreu con el centro de la ciudad llegando hasta el Paral·lel. Las obras se iniciaron en 1955 y en 1959 se inauguraba el tramo Sagrera-Vilapicina, que después se ampliaría hasta Horta (1967), aunque esta parte se integraría a la línea 5 en 1970, primero temporalmente y luego de forma definitiva.
Mientras tanto, el proyecto continuó con la adjudicación de las obras entre Paral·lel y Sagrada Família, que comenzarían en 1969. Era la primera vez que se realizaba un túnel de ferrocarril con tuneladora, y su construcción se enfrentó a varios problemas debido a la presencia de agua y los cambios en el subsuelo de Barcelona. Las obras se paralizaron después de encontrarse con un bloque de piedra de la antigua muralla de la ciudad, lo que obligó a desviar el trazado. En 1973, se paralizaron nuevamente por falta de dinero, aunque el túnel ya estaba hecho.
En 1986, con la nominación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, se reactivó la idea de poner en servicio la línea 2. Sin embargo, las diferencias de criterio sobre su trazado retrasaron considerablemente las obras. De hecho, el consistorio quería que la línea llegara hasta la Zona Franca, conectando las instalaciones olímpicas en la montaña de Montjuïc, un proyecto que finalmente se postergó y se optó por la modernización del funicular de Montjuïc para hacer esta conexión.
El primer tramo de la nueva línea que se puso en servicio (Sant Antoni-Sagrada Família) correspondía a la parte ya construida, pero que tuvo que ser adaptada y mejorada, y poco después se amplió con la estación de Paral·lel como terminal de la línea. Dos años después, el 20 de septiembre de 1997, la línea 2 se prolongó con el tramo Sagrada Família-La Pau.
Para dar a conocer la nueva línea 2 de metro, TMB organizó los días previos a su inauguración unas jornadas de puertas abiertas para que los ciudadanos pudieran acceder a las instalaciones. Las jornadas, amenizadas con diferentes actividades y espectáculos en cada estación, se realizaron en el contexto de las Festas de la Mercè y contaron con la asistencia de unas 60.000 personas.
Las últimas prolongaciones de la línea incluyen el tramo La Pau-Pep Ventura en 2002, que hasta entonces formaba parte de la línea 4, y finalmente la llegada a Badalona Pompeu Fabra en julio de 2010, quedando configurada en su forma actual con 18 estaciones y 12,8 kilómetros de longitud.
Nueva imagen en el Metro de Barcelona
La entrada en servicio de la línea 2, coincidió con la implantación de una nueva imagen del metro de Barcelona.
Se rediseñó el rombo, con el color rojo actual sobre fondo blanco y un aspecto más sencillo y moderno, y se desarrolló un nuevo modelo de banderola luminosa y volumétrica. También se rediseñaron todos los paneles de información de los accesos a la red con la nueva imagen. Todos estos elementos se introdujeron en la línea 2 y luego se fueron aplicando de forma gradual a toda la red.
Con motivo de la puesta en servicio del primer tramo de la nueva línea 2 (Sant Antoni - Sagrada Família), TMB produjo un vídeo promocional del nuevo trazado.
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