(12/05/2025)  

En concreto, y dada la complejidad técnica del tramo, este contrato es para la asistencia técnica, e incluye las actuaciones de apoyo a la dirección de obra durante la construcción de la plataforma del tramo. También su supervisión, para garantizar su correcta ejecución en todos los aspectos, desde el técnico hasta el ambiental, pasando por el económico o el de calidad.

De esta forma, se licitan estos trabajos, al tiempo que se avanza para adjudicar el contrato de construcción de este primer tramo de la línea de alta velocidad, que constituye un nuevo desafío técnico y de ingeniería.

Sucesión de túneles y viaductos

El nuevo tramo Pancorbo-Ameyugo, ubicado en la mitad del trazado entre Burgos y Vitoria, supone un desafío técnico y de ingeniería, dado que el 77 por ciento de sus 8,4 kilómetros de plataforma discurren en una sucesión de tres túneles y tres viaductos, con los que la nueva línea se integrará de forma respetuosa en el entorno y se adecuará al resto de las dotaciones con las que se cruza, como la carretera N-1, que sortea hasta en dos ocasiones.

Entre las estructuras más destacadas figuran el túnel de Pancorbo, de cuatro kilómetros, que discurre integrándose en el entorno por el Parque Natural de Montes Obarenes; y el viaducto, de 1,1 kilómetros, que, justo a continuación del túnel, sobrevuela la carretera N-1, la carretera SC-BU-7 y el Arroyo de la Llosa.

El Ministerio de Transportes, a través de Adif, sigue trabajando para tener licitadas las obras del resto de tramos en que se ha estructurado la construcción de la plataforma de la línea de alta velocidad en 2026.
La Línea de Alta Velocidad Burgos-Vitoria supone el despliegue de una nueva línea de doble vía de ancho estándar y un baipás en vía única en Miranda de Ebro, que posibilitará tanto la parada de trenes en esta localidad como la circulación por el exterior del municipio.

La nueva línea conectará el País Vasco a la red de alta velocidad, la mayor de Europa, con 4.000 kilómetros, y mejorará su comunicación y tiempos de viaje con el centro y el resto del país, reforzando la cohesión y vertebración territorial.

Además, constituye un destacado avance en el desarrollo del Corredor Atlántico  pues da continuidad a la Línea de Alta Velocidad Madrid-Valladolid-Burgos, no sólo hasta el País Vasco, donde enlazará con la red de alta velocidad que actualmente se construye entre las tres capitales vascas, sino también a la frontera francesa.