Page 67 - Revista Vía Libre Nº 647 - Enero 2020
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La dura pugna entre José Campo y José de Salamanca por el                                       furgón de cola
                       control de la línea que diera acceso a Madrid al Mediterráneo
                        tuvo como consecuencia positiva que el primero configurase
                             el primer tramo del Corredor del Mediterráneo.
            nista era “casualmente” el mismo Salamanca. No fue   cibiendo una oferta muy próxima -153.000 francos/
            problema alguno, obviamente, que, a finales de 1856,   km-, la operación se frustró.
            incluso antes de que se constituyera MZA, el empre-     Ante tal situación, el futuro marqués, inase-
            sario malagueño vendiera su participación a la ahora   quible al desaliento, no renunció a sus anhelos ferro-
            denominada, y ya propiedad de los Rotschild, Socie-  viarios. Dirigió ahora su estrategia empresarial hacia
            dad del Ferrocarril de Almansa a Alicante.        el objetivo de prolongar su ferrocarril desde Valencia
                  Ante tales reveses, Campo reorganizó su fe-  hasta Tarragona para, mediante la captación del trá-
            rrocarril bajo el registro en 1856 de la nueva Sociedad   fico por cabotaje, compensar el poder de la línea de
            del Ferrocarril del Grao de Valencia a Almansa. Pero   Madrid-Alicante.
            fue Salamanca quien llegó primero a esta localidad      El persistente empresario valenciano había
            cuando abrió la línea Alicante-Almansa en mayo de   obtenido en 1855 una autorización para estudiar este
            1858. Fueron pocos meses antes que lo consiguiera   trayecto. Para ello rubricó un acuerdo entre su Va-
            el empresario valenciano, quien lo hizo en noviembre   lenciana de Fomento y la Sociedad Catalana General
            de 1859; es decir, hace ahora 160 años desde que Va-  de Crédito mediante el cual adquirió los derechos de
            lencia quedara comunicada con Madrid por ferroca-  un ferrocarril que enlazara Valencia con Francia. En
            rril de forma continua.                           virtud de ello, los socios valencianos construirían el
                  Empero, esta disputa dio lugar a uno de los   tramo hasta el Ebro, mientras que los catalanes lleva-
            episodios más curiosos de la historia ferroviaria es-  rían el ferrocarril hasta Tarragona.
            pañola ya que entre La  Encina y Almansa estaban        Tras los habituales e inevitables vaivenes es-
            tendidas en 1858 dos líneas diferentes que pertene-  peculativos, la Real Orden de 5 de marzo de 1862 au-
            cían, lógicamente, a dos compañías distintas. El pri-  torizó la constitución de la Sociedad de los Ferroca-
            mer enlace entre ambas se estableció en La Encina,   rriles de Almansa a Valencia y Tarragona, que sería
            pero fue sustituido por otro en la estación conjunta   absorbida por Norte el 1 de enero de 1892.
            de Venta de La Encina el 1 de mayo de 1864. Un con-     La dura pugna entre dos de los empresarios
            trato firmado el 12 de junio de este mismo año entre   más destacados de la segunda mitad del siglo XIX
            ambas compañías determinó que los gastos del pro-  hizo  que la conexión  directa  por ferrocarril entre
            yecto, de las obras de la estación, de los que se había   Valencia y Madrid tuviera que verse perjudicada por
            hecho cargo inicialmente MZA, y de su mantenimien-  una aduana “artificial” ubicada en La Encina (gracias
            to fueran comunes.                                a la cual los historiadores disponemos de datos es-
                  Derrotado totalmente Campo, MZA no dudó     tadísticos para recomponer los flujos de transpor-
            en aprovechar la situación para, mediante la impo-  te). Sin embargo, la derrota de Campo devino en el
            sición de tarifas diferenciales sobre los tráficos va-  primer tramo del corredor ferroviario del Medite-
            lencianos anotados entre La Encina y Madrid, hacer-  rráneo. Difícil resulta concluir si lo uno compensó
            se con su ferrocarril. Y, efectivamente, aunque se lo   a lo otro.
            ofreció a MZA en 1858 por 158.000 francos/km, re-                              Miguel Muñoz Rubio





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