Page 91 - Revista Vía Libre Nº 647 - Enero 2020
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artes





             Trenes



             nocturnos (I):



             paisaje visual



             y sonoro                                                                                                  furgón de cola



          C                                                            Kym Ojala - The Night Train (2018).


            Cuando llega la noche, el mundo ferroviario se trans-
            forma hasta tal punto que parece que estemos en
            otro universo. Los raíles y las catenarias que surca-
            ban el territorio brillando bajo la luz del sol, ahora
            desaparecen dejando en su lugar una cinta negra
            que se confunde con el paisaje. Las estaciones tam-
            bién se desvanecen o, a lo sumo, se vislumbran como
            una lejana constelación de luces blancas con alguna
            estrella verde o roja ocasional. Los mercancías que
            circulan de noche apenas si son una salmodia tra-
            queteante encabezada por luces blancas y concluida
            por linternas rojas. Los expresos se convierten en
            una procesión de ventanas que circulan por el paisa-
            je. En la época del vapor, los resplandores rojizos que
            escapaban de los hogares e incluso de las chimeneas
            de las locomotoras se sumaban como nebulosas al
            firmamento ferroviario.
                  Esta inmensa belleza del ferrocarril por la no-
            che ya fue descrita en 1843 por Modesto Lafuente en
            su Viajes de Fray Gerundio por Francia, Bélgica, Holan-
            da y orilla del Rhin:
                  La estación de Malinas es la imagen de la
                  vida abreviada, la estación de Malinas es
                  el infierno. Y lo es a todas las horas del
                  día porque no hay hora del día en que no
                  lleguen y partan convoyes en todas las
                  direcciones y por todas las direcciones.                 Ilustración de Jiri Bouda.
                  Magnífico y sorprendente cuadro, mil
                  veces aún más interesante y más poé-
                  tico cuando se presencia en horas avan-           Lafuente describe sus percepciones al estar
                  zadas de una noche oscura (porque en        en las proximidades de una estación con plena ac-
                  los  caminos  de  hierro  lo  mismo andan   tividad nocturna, pero la mayoría de las estaciones
                  de noche que de día) con el reflejo de      pasan estas horas en silencio y penumbra esperan-
                  mil faroles y de mil teas que alumbran      do el paso de algún convoy escaso. Entonces, el pa-
                  los convoyes, que representan batallones    sajero, ve las luces de las farolas y de los semáforos
                  de estrellas marchando entre nubes, y       como luceros suspendidos en el cielo acompañados,
                  que ofrecen al observador el espectáculo    en ocasiones, por el ruido de los aparatos de vía. La
                  más grandioso, variado y admirable que      descripción del argentino Roberto Arlt en Los  siete
                  la civilización moderna puede ostentar.     locos (1929) es extraordinaria:





                                                                                       Vía Libre • enero • 2020  91
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