(12/12/2012)  

Los relatos, de una extensión máxima de cien palabras debían de tener al metro madrileño como escenario (ver noticia ), y han permitido contemplar las diferentes reflexiones que provoca el suburbano en los viajeros, sobre las que el claustro de profesores de la Escuela de Escritores han elegido los mejores, tanto por su redacción, como por la historia contada. Asimismo, Cuentos para el Andén y Metro han hecho una valoración final sobre los relatos finalistas.

El autor del microrrelato ganador recibirá del Consorcio Regional de Transportes de Madrid, un abono de transporte de un año de validez, con acceso a todas las áreas de la red de transporte público de la Comunidad de Madrid y una matrícula gratuita en un curso intensivo de Escuela de Escritores durante el año académico 2012-2013. Tanto el ganador como los dos accésit verán sus relatos publicados en la revista Cuentos para el Andén que se reparte en los catorce Bibliometros de la red de Metro de Madrid.

Microrrelatos ganadores

Primer puesto: Remodelación – Autor: Dark Matter

Finalmente, decidieron remodelar todas las líneas de metro y hacerlas circulares, porque el constante movimiento en curva recordaba a los viajeros la feliz ingravidez de los tiovivos.

Segundo puesto: Mírame a los ojos – Autor: Cleo

Casi todos los días coincidimos. Nos sincronizamos bastante bien para no conocernos. Cuando le veo aparecer en el andén disimulo todo lo que puedo. A veces pienso que se me oye el corazón. Noto su mirada: profunda, esperanzadora. Me imagino mil situaciones con él durante el trayecto. Siempre se baja en Gran Vía. Yo continúo un poco más. Hoy vamos de pie. Se acerca a mí. No puedo respirar. Justo en el momento que se abren las puertas me susurra “mírame a los ojos”. Soy incapaz. Hubiera adivinado lo de mi vuelta: amo a otro, sin querer, desde Tribunal.

Tercer puesto: La pasajera – Autor: Davinchi

Juan escuchó la megafonía: “Próxima estación Delicias". Miró el reloj: "Las nueve, voy bien". En Delicias subió una pasajera, el conductor salió de su cabina y la besó, después dijo: "Las nueve, vas muy retrasada, pero no te preocupes, lo arreglaré, regresó a su cabina, el tren arrancó. Volvió la megafonía: "Próxima estación Delicias".

"Es imposible", pensó Juan "¿Volvemos a Delicias?" Miró el reloj: las ocho y media. "Esto no puede ser". El conductor salió de la cabina, besó a la chica: "Ya está arreglado, adiós mi amor" Mientras abandonaba el vagón ella dijo: "Cariño eres un sol".