El servicio que presta día a día Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) a más de 200.000 usuarios en sus explotaciones de Metrovalencia y Tram Metropolitano de Alicante supone un ahorro a la sociedad de 73,5 millones de euros anuales en coste externos, según se desprende al aplicar el método de cálculo elaborado por la Universidad de Karlsruhe y la consultora suiza Infras para fijar el valor económico de las externalidades.
(18/10/2012) Todos los modos de transporte llevan asociados unos gastos directos y tangibles que se tienen en cuenta a la hora de establecer el coste del mismo (combustible, mantenimiento, personal, etcétera) y otros indirectos que no entran en estos costes ni se recogen en los balances económicos ni en las cuentas de pérdidas y ganancias pero que gravan a la sociedad en general.
A estos costes se les llama externalidades y comprenden una gran cantidad de componentes, alguno de ellos de difícil cuantificación, como es la accidentabilidad, el cambio climático (emisiones de dióxidode carbono), la contaminación acústica y atmosférica, efectos urbanos (ocupación del terreno), el impacto ambiental y paisajístico, la huella ecológica (costes antes del viaje -fabricación del vehículo o energía utilizada- y después del viaje -reciclaje-), congestión de tráfico, etcétera.
Para hacerse una idea, por ejemplo, de este último punto, la congestión del tráfico, se puede cifrar en 100.000 vehículos más que circularían a diario por la ciudad de Valencia si la explotación de Metrovalencia no existiera y la mayoría de sus usuarios se pusieran delante de un volante para recorrer por las calles de la capital.
Desde este punto de vista, la utilización del transporte público en lugar de otros modos de transporte mecanizados, reducen considerablemente los costes por externalidades, en especial el ferroviario al ser el más ecológico.
El cálculo de los ahorros que representa el servicio que ofrece FGV se realiza mediante la hipótesis de sustitución del modo de transporte si la empresa pública de transportes autonómica no existiera. Con la hipótesis de que cada cien viajes de FGV, en torno a 65 se harían en automóvil, veinte en autobús y quince en motocicleta, el incremento por costes externos estaría en el entorno de los 70 o 77 millones de euros al año, dependiendo del escenario (alto o bajo) que se tome de los costes derivados del cambio climático, los más difíciles de concretar al no existir un consenso claro entre los expertos. Por ello, la media sería de unos 73,5 millones de euros.
Dicha cantidad se dividiría entre los 62,5 millones de Metrovalencia y once millones de euros ahorrados por el Tram Metropolitano de Alicante.