El pasado 8 de marzo, la secretaria de Transportes de Gran Bretaña, Justine Greening, anunció los planes para recortar en 2019 alrededor de cuatro mil millones de euros del coste anual de la red ferroviaria nacional. El informe “La Reforma de los Ferrocarriles: Anteponer al Viajero” es la respuesta oficial del gobierno al estudio de Sir Roy McNulty sobre “Ferrocarril Rentable”, que concluyó en mayo de 2011.
El Gobierno británico quiere ofrecer buenos precios a los viajeros recortando gastos superfluos. |
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(20/03/2012) “Sir Roy identificó ineficiencias de entre tres mi y cuatro mil millones de euros anuales”, afirmó Greening ante la Cámara de los Comunes, “y la gente que está pagando estas ineficiencias son los pasajeros y los contribuyentes. La reforma es algo que se necesitaba desde hace mucho tiempo”, añadió.
El documento, con carácter vinculante, señala que la reforma debe hacerse con varios objetivos en mente. El primero de ellos es “garantizar un buen precio a los viajeros”. Con este fin, se suprimirán lo antes posible los aumentos de las tarifas reguladas según la inflación, mientras que se implantarán las tarjetas inteligentes en Inglaterra y Gales para facilitar billetes de temporada más flexibles.
Ahorros
El segundo objetivo es abordar el déficit fiscal “de forma contundente, buscando ahorros y compartiendo estos ahorros con el contribuyente”. El gobierno intenta también apoyar el crecimiento económico mediante la continua inversión pública en los sectores de viajeros y de mercancías, y conseguir sus objetivos medioambientales “animando a los viajeros a utilizar el tren en lugar del automóvil”.
Clave para la reforma será la estrecha colaboración entre las compañías operadoras y el órgano gestor de la infraestructura, Network Rail.
Greening también afirmó que se reformarán las concesiones de viajeros “para dotarles de mayor transparencia en lo que se refiere a costes y eficiencia”.