Un Informe hecho público por los Ferrocarriles Italianos, FS, concluye que los beneficios globales de la implantación de la alta velocidad para la sociedad italiana superan netamente a sus costes.
(29/04/2015) El informe de FS se basa en un estudio, titulado “High-Speed Rail in Europe and Asia: Lessons for the United States” (Ferrocarril de alta velocidad en Europa y Asia: Lecciones para los Estados Unidos) que ha sido elaborado por la Reason Foundation de Estados Unidos, para rebatir los análisis negativos sobre los costes de la alta velocidad en Italia, analizando efectos directos e indirectos.
El informe señala que hasta el año 2006, los centros residenciales y de negocios de la mayor parte de las ciudades de Italia estaban mal comunicados y eran poco accesibles, lo que suponía un freno para las relaciones sociales, la actividad económica y la creación de empleo.
El informe analiza el hecho de que las nuevas infraestructuras de alta velocidad italianas han reforzado la imagen de modernidad y eficiencia del conjunto del país. También poniendo como ejemplo la línea Turín–Milán–Roma–Nápoles-Salerno, completa desde diciembre de 2009, señala el efecto de reducción de distancias entre territorios y la consecuente ampliación de mercados y la mejor utilización de los recursos disponibles.
La conclusión es que la alta velocidad en Italia ha supuesto, no sólo un avance en términos de infraestructuras, sino también, en lo que se refiere a crecimiento económico inducido y mejora en las relaciones sociales y el conocimiento entre zonas de país.
Toda la infraestructura ha supuesto un coste de alrededor de 32.000 millones de euros. El informe señala que la compleja orografía italiana y la actividad sísmica en muchas zonas han supuesto costes adicionales en el desarrollo de las infraestructuras que sin embargo se han compensado a la hora de la explotación por la alta densidad de población de Italia donde el área entre Nápoles y Roma y el valle del Po se encuentran entre las regiones más densamente poblado de Europa, junto con la cuenca del Rhur y los Países Bajos.
El valor económico del tiempo ahorrado por los viajeros por el uso de la alta velocidad en el horizonte de la vida útil de las infraestructuras, se sitúa en 27.000 millones de euros.
Otro efecto valorado es el incremento de los flujos turísticos y de negocios, la demanda inducida por la alta velocidad, que han favorecido el dinamismo del mercado de trabajo y la eficiencia. En el tercer trimestre de 2014 el 45 por ciento de los viajes de trabajo entre Milán y Roma se efectuó en tren de alta velocidad y en el cuarto trimestre, el porcentaje se incrementó hasta el 52 por ciento superando claramente la cuota de mercado del avión.
Así, FS señala que, a igual distancia recorrida, la energía consumida por el ferrocarril para transportar viajeros y mercancías es, aproximadamente un tercio y una décima parte respectivamente, frente a otros modos como el automóvil o el avión.
Cada viaje en ferrocarril supone un 70 por ciento menos de emisiones de efecto que el viaje en avión, y un 60 por ciento menos que en coche.
En términos económicos, el valor acumulado de los beneficios ambientales generados por la alta velocidad en Italia en sus cinco primeros años de funcionamiento, se estima en más de mil millones de euros.
Reactivación
El informe también resalta los efectos que como motor de desarrollo urbano ha tenido la alta velocidad en algunas ciudades italianas, con la construcción o renovación de estaciones que además han servido para generar mejoras en la interconexiones ente los diferentes servicios de transporte, nuevos núcleos comerciales, culturales y sociales que amplían el concepto de terminal ferroviaria, y procesos de reurbanización.
También señala el informe que la implantación de servicios de alta velocidad en las ciudades ha revalorizado las zonas próximas a las estaciones, con incrementos de los valores inmobiliarios medios que van desde el 4 por ciento en Nápoles hasta en 58 en Milán.
Otra de las cuestiones analizadas es el factor de absorción de tráfico de la red de alta velocidad que tiene efectos positivos para explotar la capacidad liberada en la red convencional para dedicarla a servicios regionales, metropolitanos y de mercancías.