(09/03/2009) Juan Pedro Esteve no es nuevo en esto de escribir sobre ferrocarriles. A lo largo de su vida nos ha regalado decenas de artículos y colaboraciones en medios ferroviarios sobre el tema que domina con soltura: la historia de los trazados ferroviarios. Su primera obra de calado la hizo en colaboración con Alberto Cillero, y diseccionó con sumo detalle el ferrocarril Madrid-Burgos. En esta ocasión se ha embarcado en una larga investigación, de muchos años, de muchos viajes, tanto a las vías que analiza como a los archivos donde se custodia la documentación que le ha dado las claves para entrever el porqué de esta línea. Con una decidida voluntad de captar la atención del lector, el autor subraya en el subtítulo esta hilazón portuguesa aunque, como nos demuestra a lo largo de las 312 páginas del texto, el carácter internacional no ha dejado de ser una anécdota en su larga historia.

Esteve afronta este trabajo de investigación siguiendo las pautas típicas de este tipo de acercamientos. Dedica una primera parte de la obra analizar su devenir histórico, ya fuera en su época privada (estuvo gestionado por dos empresas diferentes) como en su etapa pública. La segunda parte de la obra, casi la mitad de todo el libro, se centra en el estudio de la infraestructura de la línea. Con sumo detalle nos presenta la planta del ferrocarril, todos sus puentes, túneles (ciertamente pocos…), la señalización, la vía y las estaciones. Este apartado, el de las estaciones, ocupa todo un capítulo de su obra, describiendo todas y cada de las estaciones del recorrido, mostrando en detallados gráficos su situación actual y su evolución a lo largo de toda su historia. En este apartado, y en general en el resto de la obra, la mano de Pedro Pintado se deja ver en la minuciosa reconstrucción de las plantas de las estaciones, con sus esquemas de vías y localización de edificios.

La parte final de la obra se centra en la presentación de los trenes que han recorrido la línea y en las formas de organizar la explotación ferroviaria, con una muestra de horarios genéricos o los particularizados de algunos trenes emblemáticos de este ferrocaril. 

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Ejemplo de los croquis de estaciones que Pedro Pintado ha incorporado a este libro

Juan Pedro Esteve no se limita a estudiar esta línea. De esta manea, amplia su foco hacia otras rarezas ferroviarias situadas en sus inmediaciones. Así se detiene en la presentación (amplia) del inconcluso ferrocarril de Villanueva de la Serena a Calera y Chozas, hoy convertido en vía verde, o el desconocido ramal que fugazmente unió Toledo con Bargas entre los años treinta y cuarenta del pasado siglo.

Además de las decenas de planos y croquis de Pedro Pintado, es una delicia seguir el texto de Juan Pedro Esteve, trufado de cientos de fotografías (nada menos que 350), algunas actuales, pero otras muchas antiguas, de gran valor documental. Al final del texto hay un apéndice fotográfico en color que culmina brillantemente la obra.

Entre los escasos defectos que pueden buscarse en esta obra habría que señalar el particularísimo estilo narrativo de Esteve, que alterna la exposición objetiva de los datos y hechos de la línea con comentarios propios y opiniones que, en no pocas ocasiones, tienen un mal encaje en el discurso general. Éstos, si bien aligeran la lectura, en ocasiones distraen al lector y pueden distorsionar la imagen de calidad general del paciente y cuidado trabajo de investigación histórica de Esteve. En este mismo sentido, en ocasiones, en un encomiable afán de situar las cosas en un contexto histórico y ferroviario, se aventura en discursos paralelos que pueden hacer perderse un tanto al lector. 

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Locomotora 240F-2510 en la madrileña estación de Delicias en 1967, cuado ésta era cabecera de la línea de Ciudad Real y Badajoz

Al margen de estos leves apuntes críticos, la colección Monografías del Ferrocarril, en este su vigésimo quinto trabajo, se apunta un valioso tanto al recoger la historia de un ferrocarril en apariencia discreto pero que encierra mil y un matices que lo hacen especialmente atractivo. Juan Pedro Esteve se ha recreado en mostrar una historia de rivalidades empresariales, de luchas por copar territorios, de cambios de tipo de explotación al hilo de los negocios mineros de la zona de Belmez o Puertollano o de la revolución química en esta última localidad manchega, o de cómo, ya casi con el cambio de milenio, la llegada de la alta velocidad ferroviaria le dio un cambio radical a más de la mitad de todo este trayecto. Analiza con cuidado la complicadísima historia del ingreso de este ferrocarril en la cerrada malla ferroviaria del sur madrileño, cambiante casi durante toda su historia, un reto ciertamente complejo de explicar.

Todos estos aspectos hacen sumamente recomendable la lectura de esta obra, con muchos vértices de interés abiertos para múltiples intereses de posibles lectores.