Dos líneas ferroviarias, la de Semmering, en Austria y la de Darjeeling, en la India, están protegidas por la Unesco desde 1998 y 1999 respectivamente. Este organismo, dependiente de las Naciones Unidas, cumplió el pasado año sesenta años de existencia.
(15/03/2006)
Hay un total de 788 bienes que el Comité del Patrimonio del mismo ha inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial entre bienes culturales, bienes naturales y bienes mixtos, situados en 134 países. Lo que muchos desconocen es que dentro de esos bienes protegidos por la Unesco, que van desde ciudades enteras hasta glaciares, hay dos elementos ferroviarios que preserva como patrimonio de la humanidad. Uno de ellos es el ferrocarril que atraviesa el paso de Semmering, en Austria, que quedó inscrito en 1998. El otro es la línea ferroviaria de Darjeeling, en la cara hindú del Himalaya, que se inscribió un año más tarde que el mencionado ferrocarril centroeuropeo.
La Unesco preserva esta línea centroeuropea que atraviesa el paso de Semmering, de casi 900 metros de altura y que salva mediante viaductos, al clasificarla como uno de los paisajes culturales del patrimonio mundial. Construida entre 1848 y 1854, es una de las grandes proezas de ingeniería civil ferroviaria.
Cuando se terminó representaba el punto ferroviario más alto del mundo y dio origen a la primera estación turística totalmente artificial, lo que significó la construcción de numerosos edificios de carácter aristocrático en todo el trazado para esparcimiento de la clase alta austriaca.
La línea, obra del arquitecto veneciano Carlo Ghega, cuenta con catorce túneles y dieciséis viaductos. A lo largo de la historia ha sido objeto de importantes obras de reconstrucción para adaptarse a las velocidades y peso del nuevo material y a finales de la década de los cincuenta del pasado siglo fue electrificada.
El otro paisaje cultural protegido por la Unesco es la línea de Darjeeling, ferrocarril indio con ascenso a la cordillera más alta de la tierra, el Himalaya. “The Darjeeling Himalayan Railway” inaugurado en 1881 alcanza los 2.143 metros de altitud y todavía presta servicio de viajeros.
La velocidad media es de 10 km/h, cuenta con trece estaciones y sólo dos circulaciones diarias realizan ese montañoso trazado. Como todo el ferrocarril en la India, fue construido por los británicos cuando ese país, llamado también subcontinente por su gran tamaño, era una de sus colonias. El objetivo era unir las plantaciones de té de esa localidad con la de Siliguri.
El desarrollo del ferrocarril en el siglo XIX significaba mostrar los progresos sociales, técnicos y económicos del momento, y en la India los ferrocarriles de montaña fueron ejemplo de ello. Apodado “Toy Train”, el tren de juguete, conduce hasta Darjeeling atravesando campos de cultivos de uno de los más famosos té del mundo. Cuando en la conferencia de 1998 que tuvo lugar en Nueva York se inscribió definitivamente la DHR, siglas en inglés de este ferrocarril, se afirmó que para esa época fue una obra de ingeniería innovadora y pionera en el ferrocarril de alta montaña en el mundo.
El Comité del Patrimonio Mundial se crea en 1976 y desde 1978 se inscriben los primeros bienes en la Lista del Patrimonio Mundial. Estos dos elementos ferroviarios protegidos por la Unesco, de 41 km el primero y de 88 km el segundo demuestran que el tren sigue siendo un valor que puede tener el mismo nivel de protección que cualquier otro de los casi cuarenta que tenemos en España. La catedral de Sevilla, la Alhambra de Granada, el parque nacional de Garajonay en la isla canaria de La Gomera, o el yacimiento arqueológico de Atapuerca en Burgos son algunos de los ejemplos que tenemos en España. España es, con treinta y ocho sitios inscritos, después de Italia, el segundo país en número de bienes protegidos.
El pasado año un total de cuarenta y dos sitios fueron propuestos para su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Durante la 29ª conferencia del mes de julio, que tuvo lugar en la ciudad de Durban, Sudáfrica, el comité examinó la eventual inscripción de 28 sitios culturales, 10 sitios naturales y cuatro sitios mixtos, presentados por 44 países.
La celebración del sexagésimo aniversario de la UNESCO se prolonga durante sesenta semanas desde septiembre de 2005 hasta noviembre del presente año. La Unesco, sus estados miembros y sus aliados en todo el mundo pueden así evocar, semana tras semana, sesenta temas centrales de la acción de la organización. Si en el trienio 1970-1972, se buscó proteger los bienes culturales con técnicas generales (contra la circulación ilícita, los grandes conjuntos, etc.) en este último quinquenio, 2001-2005, se ha buscado la especialización: patrimonios especiales y medidas para garantizar la singularidad cultural. Quiere ello decir que la protección del patrimonio histórico está alcanzando cierto grado de sofisticación que busca los contenidos más complejos y especiales, lo que a su vez denota que los instrumentos más tradicionales previstos en las anteriores convenciones están dando un resultado más que aceptable.