Todo un clásico deja de funcionar. Los míticos TGV amarillos adscritos al servicio postal dejarán de rodar definitivamente el año próximo. Pero esto no supone el fin de los trenes postales. El radical cambio de las formas de comunicación ha forzado este rediseño del modelo de transportes, que se estaba mostrando no ajustado a la realidad. Cajas móviles combinando tren y carretera serán el nuevo modelo de transporte postal francés. Correos invertirá unos cien millones de euros en tres años para desarrollar el nuevo esquema.
Una imagen que el año que viene pasará a la hstoria. Foto Daniel MInaca |
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(24/06/2014) Tres décadas hacía ya que los cinco TGV amarillos de La Poste, todo un icono del servicio postal y del ferrocarril galo, recorrían la red francesa de alta velocidad llevando envíos postales urgentes entre París y el sur de Francia. Pero estos servicios postales a alta velocidad sólo eran rentables con el tren completo y desde 2007 el correo ha bajado exponencialmente su demanda, especialmente en mensajería urgente. Las cifras han bajado en siete años un 50 por ciento, con una ocupación de sólo el 15,5 por ciento.
Los trenes tras treinta años de rodaje están prácticamente amortizados y se pondrán a la venta, mientas que sus trabajo se encragará, en parte, a nuevos camiones de dos pisos, que optimizarán las opciones de transporte en clave de sostenibilidad.
Opciones intermodales
Pero el eje postal norte-sur seguirá apostando por el tren de ahora en adelante con nuevas opciones basadas en la intermodalidad, combinando tren y carretera, para enviar prensa, correos comerciales y envíos de campañas comerciales. Para ello se ha previsto el uso de “cajas móviles”, capaces para transportar hasta 100.000 folletos publicitarios. Las cajas móviles se colocarán en vagones plataforma, una solución eficiente y sostenible.
Para gestionar esta transferencia carretera-ferrocarril se va a construir una nueva terminal intermodal en Bonneuil sur Marne (Valle del Marne), al sureste de París, para la que se ha previsto una inversión de veintitrés millones de euros. Esta terminal reemplazará a la de París-Charolais, donde recalanban los TGV amarillos. En total, Correos invertirá unos cien millones de euros en tres años para el desarrollo total del nuevo esquema de transporte.
Con la nueva fórmula se esperan incrementos de transporte postal de hasta el ocho por ciento en unos tres años, superando hasta en un 30 por ciento la capacidad del servicio del tren de alta velocidad actual. La Poste aún no se ha decantado por ningún operador concreto, aunque según indica la prensa francesa las conversaciones con los Ferrocarriles Franceses están muy avanzadas. Los trenes, con destinos en cualquier parte de Francia, tendrían una composición mínima de veinte plataformas. Este nuevo sistema, paradójicamente, supondrá la reducción del transporte postal por carretera, ahorrando unos 638.000 kilómetros al año y 1.800 toneladas de emisiones de dióxido de carbono .
Un TGV de La Poste con unt trabajador de correos a bordo. Foto Laurent Cerino |