Los Ferrocarriles Franceses, SNCF, aplican distintas medidas para reducir los daños que producen en los trenes los impactos de grandes animales, piezas de caza mayor como jabalíes o cérvidos, especialmente en el eje París-Sureste.
(08/01/2014) En esa área, la más afectada por los impactos, se creó en enero de 2011 la función de guarda de caza para cubrir unos 750 kilómetros de líneas, después de que se incrementarán sustancialmente las colisiones de jabalíes con los trenes. Desde entonces, los impactos se han reducido en un 20 por ciento y han caído a la mitad los retrasos producidos por ese tipo de incidentes.
Los guardas vigilan los cerramientos, limpian y desbrozan, y realizan rondas por las líneas y controles de fauna ayudados por asistentes medioambientales. Además, desde 2012, se han vertido en las zonas más afectadas productos repelentes para animales, líquidos y granulados.
También se están probando, en líneas como la del TGV Atlántico, reflectores colocados en los postes de la catenaria, diseñados para asustar a los animales reflejando los destellos de los faros de los trenes.
Datos
Los impactos de grandes animales en los trenes tienen efectos en las infraestructuras, provocan la inmovilización del material rodante y generan problemas de regularidad en la circulación debidos a inspecciones de los trenes dañados y sustituciones de vehículos con transbordo de viajeros en algunos casos.
En 2012, SNCF sufrió unos 1.110 incidentes, entre deambulaciones por la vía e impactos de animales, que supusieron 4.512 minutos perdidos, más de 75 horas. Los departamentos con más incidentes fueron Sena y Marne con cuarenta, Mosela con 37, Alto Rhin con 36, Bajo Rhin con 31, Ain con 30 y Loira Atlántico con 29.
Indemnizaciones
El fenómeno en las líneas ferroviarias es similar al que se registra en zonas urbanas en las que no es raro encontrar jabalíes buscando alimentos incluso en el centro de algunas ciudades.
La sobrepoblación de jabalíes se ha convertido en un problema en Francia, donde se estima que viven unos dos millones de ejemplares con un crecimiento que puede llegar al 50 por ciento anual, en función de las condiciones meteorológicas y de alimentación, según la Oficina Nacional de la Caza y la Fauna Salvaje francesa.
Las indemnizaciones pagadas por los daños producidos por estos animales, piezas de caza mayor, que en Francia corren a cargo de los propios cazadores a través de su federación, han pasado de montantes de entre veinte y treinta millones de euros anuales en la pasada década a los 38 millones de 2012.