El Al Andalus llegó este pasado viernes a Sevilla cubriendo el primer viaje de su periplo regular de seis días y cinco noches por raíles andaluces. El último día se cerró al clásico estilo del viaje del tren, con su itinerario ferroviario y una apretada visita a la ciudad de Sevilla. Este último día sirve para recordar el crucial papel que tiene la tripulación del tren del Al Andalus, la clave última de su éxito (Ver video sobre el tramo Linares-Larva y otro sobre las maniobras en Dos Hermanas).
La tripulacion del tren formada en el andén el primer día de viaje |
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(23/04/2012) La inexorable campana matinal de cada amanecida en el Al Andalus se hizo oir por última vez a las ocho de la mañana del viernes. El tren todavía estaba parado en Jerez pero la campana casi se sincronizó con el silbato del jefe de estación: el tren inició su última etapa pocos minutos después.
El inicio de viaje rodando hizo que el desayuno, servido como siempre puntualmente a partir de las 8:30, se hiciera en marcha, viendo pasar por la ventana el mosaico de paisajes de las llanadas jerezanas y los campos de labor que salpican la ruta hacia Sevilla. Este viaje, ya con la dos 319 en cabeza, tuvo que ceder el paso en varias ocasiones a algunas circulaciones de viajeros, ya que todo el largo tramo hasta Utrera es de vía única. Este viaje también sirve para apreciar el grado de avance de las obras de la nueva línea de alta velocidad, que aportará algunas importantes variantes en el recorrido y sensibles mejoras de tiempos de viaje, tanto por la geometría de la vía como por su íntegro desdoblamiento.
El tren subió a buena marcha hacia Sevilla y, para entrar a Santa Justa, su estación de destino final, lo hizo por la vía exterior, desde La Salud a Majarabique por La Negrilla. Así se evitaba el largo tramo en túnel, con tracción diesel y, sobre todo, con más tráfico de cercanías, por San Bernardo (que sería la entrada "natural" del tren). Finalmente, en torno a las diez de la mañana el tren llegó a la misma vía en la que seis días antes había iniciado su primer viaje.
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La catedral fue uno de los puntos estelares de la visita. |
El desalojo fue rápido ya que, por un lado, se iniciaba un apretado tour turístico por Sevilla. Por otro lado, era preciso liberar esa vía cuanto antes porque a esa hora la estación de Santa Justa tiene una intensa actividad y todas sus vías necesitan estar operativas para, en este caso, los trenes de cercanías del nuevo servicio a La Cartuja. Con los viajeros en tierra, las locomotoras se desenganchan y el tren queda a oscuras. Hay que dar la vuelta de nuevo a la pareja de máquinas, los mecánicos de Integria vuelven a recorrerse por el andén toda la longitud del tren para recibirlas de nuevo en el lado contrario y, tras acoplarlas, dirigir el convoy hacia el vecino taller, donde se prepara de nuevo el tren para el siguiente viaje que, en condiciones normales, se inicie el nuevo tour.
Es ahora el turno de los limpiadores, que dejarán interior y exterior del tren relucientes, cambio de ropas de cama, de la llegada del camión de la lavandería y de que los mecánicos del taller supervisen con detalle el estado del tren, subsanando los defectos que hubieran detectado los mecánicos de ruta (y que éstos no hubieran podido corregir) y aquellas otras faltas o reglajes protocolizados que fuera preciso: vaciado de sanitarios, carga de combustible….
Por su parte, los viajeros, que habían realizado su último desayuno a bordo, ya tienen preparadas sus maletas cuando el tren arriba a Sevilla. Al pie del tren la tripulación se despide de sus viajeros y éstos se preparan para el último y apretado tour turístico. Las maletas se embarcan en el bus que toda la ruta ha acompañado a los viajeros y un guía local se empareja al grupo para que todos aprecien con más detalle la belleza de la capital andaluza. La visita a Sevilla parte de un itinerario panorámico que muestra el recinto de aquella exposición iberoamericana de Sevilla de 1929, terminando éste con paseo por el espacio más señero de aquella muestra, la Plaza de España. A continuación el grupo se dirige hacia el popularísimo barrio de Santa Cruz, la judería, terminando con una visita a La Giralda. Es una visita sólo de mañana, con lo cual los viajeros casi sólo podrán intuir el enorme potencial de belleza que rebosa en este ciudad, pero siendo como es fin de ruta, es más que fácil que muchos viajeros prolonguen por su cuenta el viaje del Al Andalus en este lugar para poder continuar esta experiencia. Tras la visita, el bus regresa a Santa Justa donde termina finalmente este especial crucero ferroviario bético.
Francisco Compán, uno de los dos mecánicos, visitadores de Integria que garantizan el perfecto fucionamiento del tren |
Los hombres y mujeres del Al Andalus: la clave de su éxito
Sin duda el continente es espectacular: es uno de los más bellos trenes de lujo que recorre las vías del orbe. Sin duda el recorrido es impresionante: el tren recala en algunas de las más bellas ciudades andaluzas, desde las de sabor árabe como Granada, Córdoba o Sevilla, como las renacentistas de Úbeda, o las que viven del encanto del mar como Cádiz o del sabor del vino como Jerez.
Pero toda esta sabrosa ensalada formada por trenes y paisajes tiene su aliño final, e imprescindible, con la tripulación que garantiza que, por un lado, el tren se mueva en buenas condiciones y, por otro, que los viajeros se sientan mejor que en su propia casa, con todas sus necesidades cubiertas y nunca se sientan desatendidos. Son en total dieciocho personas las que velan para que todo este hotel de acero funcione y el confort y la calidad presidan perfectamente su operación.
Quizás merezca la pena empezar esta relación de protagonistas humanos por aquellos a los que nadie o casi nadie ve. Los menos visibles de todos son los maquinistas del tren. Una pareja de maquinistas de Renfe Integria garantizan la perfecta operación de las dos máquinas 319. No son siempre necesariamente los mismos, pudiendo haber algún relevo en algún punto de la ruta por cuestiones méramente operativas. Su labor es llevar el tren y, como cualquier maquinista, mantener la interlocución con los puestos de mando para garantizar la perfecta inserción del tren en la malla. En todo caso, el Al Andalus circula con una generosa horquilla de tiempos y, salvo en el tramo Cádiz-Sevilla, rueda sobre tramos con poca circulación que permiten circular sin sobresaltos.
Agentes de seguridad custodian el tren en todas las paradas, día y noche. |
Junto a los maquinistas, Integria cuenta en el tren con otra pareja de mecánicos. Éstos alternan la uniformidad dura, la de mono, cuando tienen que hacer intervenciones en el tren, pasando a la corbata cuando tienen que ir atendiendo equipos a bordo del tren.
De ellos dependen equipos tan vitales como los dos furgones generadores, de su encendido, de su control de consumo y repostajes, su alternancia entre uno u otro o del uso del pantógrafo. También son competencias suyas el perfecto estado de los sistemas de frenado del tren, el sistema eléctrico, los equipos de climatización, del abastecimiento de agua en todas las paradas, de los acoples de las máquinas en las diversas inversiones de marcha.
Duermen a bordo del coche de servicio y se acompañan de otro mecánico contratado por Feve que les auxilia en diversas tareas menores del tren que no exigen las rigurosas habilitaciones marcadas por Renfe y Adif para operar en ciertos aspectos de mantenimiento y operación de los vehículos ferroviarios. Son personas que pueden pasar desapercibidos para los viajeros (a pesar de sus llamativos uniformes) pero sin ellos el Al Andalus no podría rodar ni un kilómetro.
Fuera del personal técnico del tren, pero en cierto modo invisibles para el pasaje, estarían los miembros del equipo de cocina. Ramón Celorio, un ferromaitre ya muy versado en cocinar en los fogones del Transcantábrico, ha asumido la cocina de este nuevo hotel rodante de lujo. Se hace acompañar de otros dos cocineros que, en el futuro, y bajo su dirección, asumirán la operación cotidiana de las cocinas de este tren en futuras expediciones. Este equipo de cocina también vive a bordo del tren, pero cuenta con un coche de apoyo que va acompañando a la composición y que acerca a los diversos suministradores de la zona para comprar la carne o el pescado fresco del día, así como otras posibles necesidades del tren.
A medio camino entre la parte técnica y la de servicios al tren estarían los diversos agentes de seguridad privada que en todas las estaciones en las que el tren se detiene custodian desde andenes y vias el tren, evitando que sea objeto de actos vandálicos o que personas ajenas al tren puedan entrar dentro y perpetrar hurtos u ocasionar darños. Son agentes pertenecientes a los equipos de seguridad de las estaciones que no se depegan del tren todo el tiempo que éste permanece detenido en las estaciones de Adif. Tampoco hay que olvidar a todo el personal de Adif, desde un jefe de circulacion de una estacion de remota hasta el personal de los puesos de mando, que es crucial para que el tren tenga paso franco por la red.
Ramón Celorio, otro prtoagonista discreto del tren, junto con sus ayudantes |
El personal de Adif ha velado a lo largo de la ruta para permitir la circulación segura del tren |
La tripulación más visible del tren
La parte visible del equipo humano del tren lo constituyen los guías y camareros. Empezando por estos últimos, el tren cuenta con seis camareros, chicos y chicas. Todo este personal tiene un requisito común: su dominio de varias lenguas, al menos el inglés. El público del tren será en una importante proporción de origen foráneo, lo cual ha marcado esta norma lingüística como criterio imprescindible. Estos seis camareros están coordinados por un jefe de camareros, y todos se afanan por atender a los viajeros especialmente durante las comidas, pero también sirven la cafetería y la barra del tren. Son también los discjockeys que amenizan las veladas y, en un plano menos visible, los que cada día y cada noche dejan dispuestos los departamentos en sus diferentes presentaciones (con la cama abierta o con el sofá). Ellos, como una "marca de la casa" de los trenes turísticos de Feve, despiden formados a pie de tren a los viajeros cuando parten para alguna excursión e igualmente los reciben cuando retornan al tren. Como jefe de la parte turística del viaje hay un guía oficial del tren, que controla al menos cuatro idiomas, y que acompaña al grupo en todas las excursiones, dando una primera charla de presentación a bordo del bus del lugar de viaje, presentando a los guías locales y siendo la mano férrea que controla los horarios del grupo porque habiendo un tren de por medio y una malla de horarios en las que encajarlo es necesaria una cierta disciplina horaria.
La guía es la que recibe a los viajeros en el mostrador de recepción del tren el primer día, asignando los departamentos y la que por megafonía va marcando las pautas de horarios y actividades en en el tren. En la parte externa del tren no hay que olvidar al conductor del autobús, que hace un recorrido paralelo al convoy por el asfalto y que asume todos los traslados de los viajeros en las excursiones. Finalmente Feve cuenta en cada viaje con un Jefe de Expedición. Éste es el que coordina a todas las piezas del equipo, desde los mecánicos y maquinistas de Integria a los cocineros, camareros y guías. Es habitual su presencia en el mostrador de recepción con el móvil o el ordenador preparando todas las actividades del día y resolviendo los problemas que se vayan generando. En total, dieciocho personas, de Renfe y Feve, que hacen posible que este tren circule sin problemas y que los viajeros puedad disfrutar despreocupados del más bello itinerario ferroviario andaluz y que, de ahora en adelante, trabajarán por ir perfilando el mejor modelo posible de tren |
Tramo Linares-Larva |
Maniobras en Dos Hermanas |