El cuarto día del periplo andaluz del Al Andalus es el gran día del tren. Son ocho horas de ruta por los ejes interiores ferroviarios béticos, en los cuales se amanece en Granada y se duerme en Jerez, con dos señeras escalas: Ronda y Cádiz. El tren se convierte en un marco de tertulias, comidas y desfilar de bellos paisajes de amables campiñas y agrestes montañas. Ver Video
Él furgón DG9-9459 en Ronda durante la recarga de agua. |
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(19/04/2012) Todas las mañanas un campanillero despierta al pasaje del Al Andalus a las ocho de la mañana con su sonoro paseo por el tren. Es una “marca de la casa” de los trenes turísticos de Feve. El Al Andalus no escapa a esta liturgia matinal, pero el cuarto día de viaje de este largo convoy tiene un inicio diferente. 45 minutos antes del paso del campanillero, las dos locomotoras del Al Andalus rugen para poner en movimiento las casi ochocientas toneladas remolcadas (sin contar el peso de viajeros y cargas). Son las 7:15 y se inicia la suave marcha del tren que, poco a poco, comienza a coger velocidad. Por la ventana desfilan paisajes agrícolas y al fondo discurre la A-92.
En primer plano se van sucediendo los nuevos tramos del eje transversal ferroviario andaluz y, de hecho, el Al Andalus discurre en varias ocasiones por sectores del nuevo trazado ya preparados para acoger las vías de ancho ibérico y las de ancho estándar de la alta velocidad. Aquí, el tren casi vuela sobre los nuevos carriles, pero a medida que se acerca a la villa de Loja la marcha se va reduciendo poco a poco.
Las pendientes van tomando consistencia y, además, los radios de las curvas se van cerrando. El casi medio kilómetro del Al Andalus frota las decenas de pestañas
El tren detenido en Setenil de las Bodegas para efectuar un cruce |
Uno de los mecánicos de Integria tras la maquina que, aislada va a ponerse en cabeza del tren en Dos Hermanas para llevar el tren hasta Cádiz |
Una original coso que sólo tiene una corrida al año -cita obligada para cualquier aficionado de cualquier punto del planeta- en el cual es posible visitar los toriles, gradas, cosos y las cuadras de caballos fundamento de esa maestranza. La visita a Ronda tiene otra escala obligada en su celebérrimo puente del Tajo de Ronda y en su casco antiguo musulmán, con un intrincado dédalo de calles entre casas blancas enrejadas.
Mientras, el tren no ha estado parado. Los maquinistas y mecánicos de Integria han cortado la pareja de locomotoras y las han resituado en el extremo contrario del tren, ya que toca invertir marcha en la segunda parte del viaje. También, como en todas las paradas un poco dilatadas, los mecánicos vuelven a llenar los depósitos de agua de tal manera que nunca falte en todas las dependencias del tren.
La tarde tiene un protagonismo viajero absoluto. Serán cinco las horas de viaje desde Ronda hasta Cádiz. El tren vuelve a subir hacia Bobadilla y desde allí toma la línea de Córdoba hasta Fuente de Piedra, costeando su espectacular laguna famosa por los miles de flamencos que en ella recalan. El tren vira allí hacia el oeste, para buscar la veterana línea de Utrera a La Roda, flanqueado en casi todo el recorrido por la nueva línea de alta velocidad en construcción del Eje Transversal Ferroviario Andaluz.
Al llegar a la altura de Utrera la actual configuración de la red de Adif fuerza a los trenes a enfilar hacia Sevilla, pero nuestro tren no quiere esto ahora, quiere ir hacia el sur, hacia Cádiz. Hay pues que remontar un largo tramo hasta llegar a la estación de Dos Hermanas. En esta parada, debido a las limitaciones que presenta el túnel de la estación de Cádiz a este tren, una de las locomotoras se secciona del tren y se pone en el lado contrario, para tirar del convoy hacia Cádiz, quedando la otra en cola remolcada sin tracción. Finalmente se reanuda la marcha y con algo de retraso debido a obras en la vía, el tren arriba a la moderna estación de Cádiz.
La visita a esta ciudad se realiza en un autobús y este mismo lleva a los viajeros a un restaurante, tras lo cual se retorna al tren que hace noche en la bella y vecina terminal de Jerez de la Frontera, tras realizar la última inversión de marcha del día y de todo este viaje.
La visita a la Real Maestranza de Caballería de Ronda fue uno de los platos fuertes de la ruta turística |
El Al Andalus tiene una serie de “espacios públicos” que ya se han descrito en días anteriores, los salones y los coches cama. Pero junto a ellos se despliegan, por delante y detrás de éstos, otra serie de coches imprescindibles para que este tren pueda desarrollar su oferta de servicios a bordo.
Por un lado están los furgones, que son tres, dos del tipo DG9 y uno D12. El DG9-9459, cuenta con un pantógrafo y dos potentes motores que son los que asumen de manera principal el suministro de energía al tren en las paradas. Los motores van alternando su funcionamiento durante el viaje y cuentan con un alto grado de aislamiento acústico que permite su operación durante las paradas nocturnas sin alterar el descanso de los viajeros y de los vecinos de las estaciones. En todo caso, este furgón solo opera con sus motores una noche completa, la de Granada, ya que las restantes puede extender su pantógrafo para alimentar el tren. Este furgón cuenta con un pequeño taller para los mecánicos de servicio del tren.
El parque de servicio del tren cuenta con dos elementos más. Por un lado el coche restaurante R3-3595, que tiene una de sus mitades dedicada a la cocina. Finalmente, en la zona contraria de la composición, se incluye un coche camas ducha, el WL26x-7113, en cuyos departamentos duerme todo el personal de acompañamiento del tren. Su decoración exterior es la normalizada del tren pero el interior mantiene la estética original de estos coches de los años 80.
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