Acto de firma del convenio. En la mesa Jaime Barreiro, Teófilo Serrano, Rafael Rodrígo y Cristina Sánchez. Foto CSIC

(11/03/2010) En la mañana de ayer miércoles 10 de marzo, un día antes de la conmemoración del sexto aniversario de los trágicos atentados terroristas ocurridos en Madrid, en la sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) fue firmado el convenio entre Renfe, el CSIC y la FFE para la custodia y difusión de dichos fondos en el Archivo Histórico Ferroviario (AHF).

Firmaron dicho convenio, en nombre del CSIC Rafael Rodrigo Montero, como presidente de dicha entidad; Teófilo Serrano Beltrán, en calidad de presidente de Renfe Operadora y de la FFE; y Jaime Barreiro Gil, gerente de la FFE. En el acto estuvieron presentes las directivas de colectivos de víctimas del terrorismo: la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, la Asociación de Víctimas del Terrorismo y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M. 

Los trágicos atentados del 11-M en las estaciones madrileñas de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, generaron una de las más espectaculares reacciones de duelo colectivo que se recuerdan en nuestro país. Las estaciones se convirtieron en altares improvisados en los que, durante varias semanas y de forma espontánea, decenas de miles de personas dejaron hasta 70.000 testimonios de duelo en múltiples soportes: velas, textos, imágenes, banderas, bufandas, flores, grabaciones, mensajes electrónicos… Todo este material fue recogido por Renfe y entregado para su estudio y catalogación al CSIC.

Firma del convenio de cesión de estos fondos al Archivo Histórico Ferroviario

Tras un ingente trabajo de análisis, en el que el AHF realizó una labor de asesoramiento metodológico, estos fondos retornan ahora finalmente al Archivo para que, una vez establecido un régimen especial de acceso y consulta, los investigadores puedan consultarlos para sus trabajos. De esta manera, estos fondos, que hasta ahora sólo eran accesibles para los propios investigadores del CSIC o los integrantes de los colectivos de víctimas y familiares de estos atentados, se ponen a disposición de toda la sociedad, se hacen definitivamente públicos.

El AHF realizará a partir de ahora, además de regular el modo de acceso a estos documentos y testimonios, una sistematización documental de estos fondos para su integración normalizada dentro de los fondos generales que esta institución viene gestionando desde su creación hace ahora un cuarto de siglo. 

El proceso de creación de un archivo etnográfico 

Los fondos del Archivo del Duelo. Foto CSIC.

Conscientes de su valor histórico y humano, Renfe y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas establecieron tras la recogida de aquellos testimonios de duelo un convenio de colaboración para la creación de un Archivo Etnográfico sobre estos acontecimientos.

El Departamento de Antropología de España y América del CSIC, sería el encargado de realizar el estudio y clasificación de este fondo documental que se denominó “Archivo del Duelo”.

En estos años se ha desarrollado un largo trabajo de ordenación y estudio, al que también ha contribuido, además, la Fundación de los Ferrocarriles Españoles con la organización conjunta de las Jornadas de Archivo y Memoria , cuya primera edición se celebró en febrero de 2005 y de las que ahora están convocadas las quintas jornadas a celebrar en febrero de 2011.

Perpetuar, catalogar y estudiar lo que estaba condenado a ser efímero. Este es el principal objetivo del Archivo del Duelo, un proyecto multidisciplinar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el que se ha trabajado sobre cientos de fotografías, dibujos, textos y pancartas, entre otros materiales, depositados en los altares improvisados que se instalaron en algunas de las estaciones madrileñas afectadas por los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004.

Los investigadores plantearon un doble objetivo: crear un archivo etnográfico con las cerca de 70.000 piezas recopiladas y ofrecer un análisis antropológico sobre el material para conocer qué había detrás de la respuesta ciudadana a los atentados. El proyecto, tras cuatro años de trabajos, llega a su punto final con este acto, la cesión del archivo a la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. 

Decenas de miles de personas dejaron sus testimonios en las estaciones madrileñas

En su conjunto, estas manifestaciones son un reflejo de la sociedad que ha sufrido el impacto. Y si mientras en los atentados de Nueva York los testimonios revelan una marcada presencia de mensajes patrióticos y de unidad en torno al Estado basada en el miedo al terrorismo y al enemigo común, en Madrid los mensajes eran mayoritariamente positivos, pidiendo paz y la construcción de un mundo mejor.

La unidad del duelo se articuló en torno a la ciudad y, fundamentalmente, en torno a los trenes. No en vano, una de las consignas más repetidas fue “Todos íbamos en ese tren”. Además del análisis de los mecanismos de esta respuesta social, el proyecto ha abordado el estudio del material desde otras perspectivas, habiendo analizado la destacada presencia de elementos religiosos en los altares improvisados. Su estudio se ha centrado en los 919 testimonios conservados de la religión católica: imágenes, rosarios, cruces, y sobre todo estampas.

Otras líneas han abordado los aspectos literarios de los textos encontrados en los altares. Su análisis incide en la diversidad de soportes y de géneros, muchas veces entrecruzados: poemas originales, algunos muy elaborados, piezas de autores populares o letras de canciones de rock se entremezclan con lemas, citas bíblicas o fragmentos de discursos de Martin Luther King. Asimismo, se recuperaron cartas dirigidas a las víctimas y crónicas que ofrecían el relato de las vivencias de sus autores, a modo de catarsis.

Las terminales ferroviarias, como esta de Atocha, se convirtieron en altares improvisados por los ciudadanos.

Un proyecto antropológico de urgencia

El equipo comenzó este trabajo tomando sus propias fotografías de los altares improvisados. Posteriormente, incorporaron nuevas instantáneas de fotógrafos y colaboradores voluntarios, pero el proyecto tomó un rumbo completamente diferente después de que el CSIC y Renfe firmaran un acuerdo de cesión temporal de los objetos y documentos depositados en las estaciones. El grupo asumió entonces el archivo y catalogación de una colección multiformato, única por sus características. En total, 2.482 fotografías, 495 objetos, 6.432 papeles y más de 58.000 piezas digitales, entre ellas mensajes electrónicos recogidos en las máquinas habilitadas en las estaciones.

La principal dificultad fue la de individualizar y limpiar esta variedad de objetos. Cada uno de los materiales requería un cuidado especial: las pancartas y papeles a veces habían tenido cera cerca o habían sido pegados con celo. Además, era preciso individualizarlos para que ninguno traspasara sus problemas de conservación al resto. Desde ahora, el AHF inicia el trabajo final para poner todos estos fondos y todo el trabajo desarrollado por el CSIC y el propio AHF a disposición de la comunidad investigadora y la sociedad en general.

 Todos aquellos testimonios físicos recogidos tras la tragedia podrán ser consultados en el Archivo Histórico Ferroviario.

Representantes del AHF, CSIC, Renfe y víctimas de terrorismo tras la firma del convenio. Foto CSIC